Por Don Melchor

^{Esperando que el viento doble tus ramas
Que el nivel de las aguas llegue a tu arena
Esperando que el cielo forme tu barro
Y que a tus pies la tierra se mueva sola
Pueblo estás quieto cómo no sabes
Cómo no sabes todavía que eres el viento
La marea que eres la lluvia
El terremoto
Mario Benedetti}

¡Hostia! Que tal parece que mi Casona vive una calma chicha. Sí, pero solo para los ignorantes y la chusma. De cierto de cierto os digo que los “Iniciados” saben, conocen, están enterados, que las cartas están echadas y solo un desaguisado podría cambiar lo que ya se ha decidido.

Primero lo primero, había que dar estabilidad y calma a un proceso que por venganzas, desquites y cobro de facturas, se estaba desbordando y amenazaba con desbordarse.

El dinero, las riquezas materiales, tuvieron su tiempo y había que posponerlas para llegar a puerto seguro. Que te den morcilla debería esperar y era obvio que se veía el plumero. Y la mano que mecía la cuna.

Después de la injerencia y el manotazo desde el cerro, los burros volvieron al redil y el proceso tenía que manejarse con calma, solo cuatro meses,  y con el nombre del designado puesto ya sobre la mesa.

Carecen de sentido las algarabías enviadas a los chismosos para el denuesto de actores que juegan un papel fundamental, que descalifican, ningunean y agreden, cuando Los Iniciados ya saben quién será el Lobo Mayor, y todos deben abonar a que la Calma Chicha sea la mandona y todos, tendrán su justa recompensa.

¡Cojones! Que ataques y descalificaciones, insultos y madrizas, serán, son, innecesarias.

¿Queréis saber quién es el elegido?

¿Queréis saber quién es el ungido?

No, todavía no. Que mi esfuerzo me ha costado imponer la calma.

Sólo os diré, si llegamos a buen puerto todos tendrán su recompensa.

Eso han dicho y prometido desde arriba.

Así que a espantar la mosca que tienen detrás de la oreja.