27 marzo, 2025
Redacción PH
Un equipo de investigadores del Centro Nacional de Investigaciones Oncológicas (CNIO) de España descubrió un mecanismo “hasta ahora desconocido” de regeneración hepática en el que juega un “papel clave” el aminoácido glutamato y que se activa “apenas minutos después” de que aparezca un daño agudo en el hígado.
“La suplementación nutricional con glutamato puede favorecer la regeneración del hígado y beneficiar a pacientes con daño hepático grave y crónico; por ejemplo, aquellos en recuperación tras una hepatectomía, para estimular el crecimiento del hígado, o incluso a quienes esperan un trasplante”, señalan los autores del estudio, publicado en la revista Nature, y cuya primera firmante es la investigadora del CNIO María del Mar Rigual.
La científica sugiere que uno de los objetivos para futuras investigaciones es “explorar más a fondo la posibilidad de utilizar suplementos de glutamato en humanos que hayan sido sometidos a una resección hepática para la extracción de tumores”.
Aunque los experimentos se han realizado en modelos animales, sus resultados se han comprobado con herramientas bioinformáticas mediante el uso de bases de datos de hepatocitos de ratón y humanos.
El jefe del Grupo de Factores de Crecimiento, Nutrientes y Cáncer del CNIO y autor sénior del estudio, Nabil Djouder, recuerda que, si bien el hígado es un órgano con la habilidad única de la regeneración, esta función puede verse afectada por una dieta y un estilo de vida poco saludable, incluido el consumo de alcohol.
“Nuestros resultados describen un mecanismo fundamental y universal que permite al hígado regenerase después de un daño agudo. Estos resultados pueden también ayudar a mejorar la capacidad regenerativa del hígado en pacientes con daño hepático grave, como la cirrosis, o que han sido sometidos a una resección parcial en una cirugía para extirpar un tumor”, explica Djouder.
Aunque ya se sabía que la regeneración del hígado se produce por la proliferación de sus células, los hepatocitos, ahora se descubrió una “comunicación” entre dos órganos diferentes, el hígado y la médula ósea, que involucra al sistema inmunitario a través del glutamato.
Estos hepatocitos producen glutamato y lo vierten al torrente sanguíneo tras producirse un daño hepático agudo, y que llega hasta la médula ósea, con lo que se activan los monocitos, que viajan hasta el hígado mientras se convierten en un tipo de célula inmunitaria conocida como macrófago.
La presencia del glutamato reprograma el metabolismo de los macrófagos, y estos empiezan a secretar un factor de crecimiento que hace proliferar a los hepatocitos, una cadena de sucesos rápidos que permite “en apenas minutos” desencadenar la regeneración del hígado.
La investigación también desvela que los hepatocitos que juegan un “papel clave” en la regeneración son aquellos que producen la proteína glutamina sintetasa, que regula los niveles de glutamato. Cuando se inhibe la glutamina sintetasa hay más glutamato en circulación, lo que acelera la regeneración hepática.
“En el futuro podría recomendarse simplemente la suplementación con glutamato en la dieta tras una extirpación hepática, y también para reducir el daño en el hígado causado por cirrosis, frecuente en pacientes con mala alimentación o estilo de vida poco saludable o en otras enfermedades hepáticas graves”, expresa Djouder.
El proyecto se financió con fondos públicos estatales del Ministerio de Ciencia, Innovación y Universidades, a través del programa “Retos Investigación”, y privados de la Fundación BBVA y la Asociación Española Contra el Cáncer (AECC).