6 febrero, 2019
redaccionph
La comunidad médica mundial está alertando por el empeoramiento de patrones en cuatro enfermedades de trasmisión sexual, las que, pese a que no son nuevas, están reportando una reproducción con singular rapidez, por lo que ya han sido incluidas como las nuevas ETS.
La Neisseria meningitidis o meningococo es una bacteria que puede llegar a causar meningitis invasiva, una infección potencialmente mortal del cerebro y las membranas protectoras de la médula espinal.
La bacteria ha aparecido con más frecuencia desde que, en los años setenta se detectó en un chimpancé macho. Al parecer, el animal tuvo una infección en la uretra después de que se transmitió la bacteria presente en su nariz y garganta a su pene a través de la autofelación (que es una práctica común en estos animales).
Actualmente, entre el 5 y el 10 por ciento de los humanos adultos portan la Neisseria Meningitidis en la parte posterior de la nariz y de la garganta. Por eso, según diversos estudios, esta bacteria puede contagiarse, principalmente, a través del sexo oral.
Esta bacteria ha causado preocupación por los recientes brotes que se han detectado entre hombres homosexuales y bisexuales en Europa, Estados Unidos y Canadá. En 2015, científicos encontraron una cepa que afectó varias ciudades de Estados Unidos y que nació de una recombinación genética de la N. Gonorrhoeae, la bacteria causante de la gonorrea que es también su pariente cercana. Esta mutación permitió que la enfermedad se propagara con eficiencia en estos tres países.
La Mycoplasma Genitalium es una de las bacterias más pequeñas que se conocen en el mundo. Fue identificada en los años ochenta y hoy está presente entre el 1 y el 2 por ciento de la población mundial. En particular, es común encontrar esta bacteria en adolescentes y jóvenes adultos.
La Mycoplasma Genitalium es una infección que puede no presentar síntomas o que puede confundirse con la clamidia y la gonorrea por la irritación en la uretra o el cuello uterino. Las consecuencias de esta enfermedad son particularmente agudas en mujeres pues, por la inflamación pélvica, se asocia con la infertilidad, el aborto espontáneo, la muerte fetal y el parto prematuro.
Generalmente, se trata a esta infección con antibióticos, pero la preocupación de los médicos está en que este organismo parece volverse cada vez más resistente. A pesar de que hay distintos métodos para diagnosticar esta enfermedad, rara vez se aplican en las clínicas para tratar enfermedades de transmisión sexual.
La Shigelosis (o disentería de Shigella) es una enfermedad que se transmite a través del contacto directo o indirecto con materia fecal humana. La enfermedad causa calambres estomacales muy severos y brotes muy fuertes de diarrea con sangre y mucosidades. Al causar diarrea, esta enfermedad ayuda a perpetuar su transmisión.
A pesar de que esta enfermedad es más común en niños pequeños que en adultos, se han documentado casos entre poblaciones de hombres homosexuales y bisexuales desde la década de los setenta. Al parecer, la Shigella aprovechó la transmisión a través de sexo anal y oral para encontrar otro nicho de contagio.
Como pasa con la Mycoplasma, es una enfermedad que se está volviendo cada vez más resistente a los antibióticos. Por esa razón, los expertos recomiendan que si alguna vez te da esta enfermedad, esperes al desagradable final natural de la infección en vez de usar antibióticos que pueden volverla más resistente.
Al parecer, esta enfermedad puede causar infecciones muy severas. Es causada por cepas poco usuales de Chlamydia Trachomatis y empiezan produciendo un tipo de grano, ampolla o úlcera genital temporal para luego invadir todo el sistema linfático del cuerpo.
La infección en el recto puede confundirse con una enfermedad intestinal inflamatoria y producir distintas anomalías crónicas en el colon y en el recto como fístulas y contracciones dolorosas. Estos linfogranuloma se ha vuelto muy común en Europa y en Estados Unidos y Canadá y se asocia con comunidades homosexuales y bisexuales. Como pasa con la clamidia, esta enfermedad puede, además, aumentar el riesgo de contraer VIH/SIDA.
Se trata también con antibióticos (un tratamiento que toma más de tres semanas) y puede evitarse con el uso responsable de preservativos.
Con información de La Nación
Ilustración: Ulises