22 enero, 2024
Redacción PH
El calentamiento global podría provocar una nueva pandemia de enfermedades desconocidas o de “virus zombi”, así lo dio a conocer un grupo de científicos que estudian los efectos de este fenómeno en el permafrost del Ártico.
Los investigadores señalan que esta superficie que cubre gran parte del hemisferio norte se ha mantenido durante cientos de miles de años a temperaturas que rondan los cero grados centígrados, lo que la hace que sea un ambiente perfecto para la conservación de elementos patógenos.
“El punto crucial del permafrost es que es frío, oscuro y carece de oxígeno, lo cual es perfecto para preservar material biológico”, explicó Jean-Michel Claverie, científico de la Universidad de Aix-Marsella, en Francia.
Los investigadores han estudiado que con el tiempo las capas superiores del permafost en Canadá, Alaska y Siberia se están derritiendo debido al cambio climático, mismo que está provocando afectaciones en el Ártico.
Este derretimiento del Ártico provocaría la desaparición del hielo marino, lo que ocasiona incrementos “en el transporte marítimo, el tráfico y el desarrollo industrial en Siberia”, explicó Claverie.
Por lo que las futuras operaciones previstas en el área, incluidas la extracción de petróleo y minerales, podrían exponer grandes patógenos que permanecen allí, por lo que los mineros que transitan por la zona respirarían los virus, provocando la propagación de los mismos.
Para la viróloga del Centro Médico Erasmus de Rotterdam, Marion Koopmans, sostuvo que el permafrost podría contener enfermedades que padecieron nuestros ancestros o virus tan antiguos, conocidos como ‘virus zombi’, que nunca han impactado a nuestra especie.
En tanto, Claverie subrayó que hasta ahora se le ha prestado poca atención a este fenómeno y al posible brote que podría surgir en el extremo norte de la Tierra y que podría avanzar hacia el sur por “un descuido”.
Tras sacar sus conclusiones, los investigadores sugieren que para combatir la propagación de algún virus, se podría implementar una especie de cuarentena, con el propósito de que los especialistas identifiquen y traten los primeros casos de una enfermedad provocada por algún ‘virus zombi’.