Miercoles, agosto 20, 2025

30 junio, 2025

Luis Enrique Sánchez Fernández

El Señor de las Maravillas: arte, fe y fusión de culturas en la Puebla colonial

Puebla guarda en su corazón una imagen que no solo es objeto de fe, sino también de historia y arte: el Señor de las Maravillas. Miles lo veneran cada primero de julio, pero pocos conocen su origen en el barroco novohispano y en la fusión profunda entre dos mundos: el indígena y el español. Su historia nos habla tanto de la religión como del poder del arte para unir culturas.

La escultura del Señor de las Maravillas data del siglo XVII. Fue elaborada con una técnica indígena —la pasta de caña de maíz— utilizada desde tiempos prehispánicos para figuras sagradas. Su rostro sereno y su cuerpo vencido por la muerte no buscan impresionar con dolor, sino conmover desde la humanidad. No es un Cristo del castigo, sino del consuelo. Ese equilibrio entre estética europea y sensibilidad indígena explica por qué ha sobrevivido siglos sin perder vigencia.

Originalmente formaba parte de un conjunto del Calvario dentro del convento de Santa Mónica, fundado para monjas recoletas agustinas. Pero con el tiempo, la imagen salió del ámbito conventual para echar raíces en la devoción popular. Hoy, el Señor de las Maravillas ya no es solo una obra barroca: es símbolo de identidad, esperanza y pertenencia para miles de fieles.

Esta imagen representa lo que fue —y sigue siendo— la religiosidad mexicana: una mezcla compleja de herencias culturales. El catolicismo impuesto por los conquistadores fue adoptado, reinterpretado y, en muchos casos, resignificado por los pueblos originarios. El resultado no fue una simple sumatoria, sino una nueva forma de creer, de sentir y de representar lo sagrado. El arte religioso colonial, como el del Señor de las Maravillas, es el testimonio visible de ese mestizaje espiritual.

En tiempos donde la fe se vuelve cada vez más individual, esta figura nos recuerda que también puede ser colectiva. Que el arte religioso no es solo para museos, sino para la vida. Y que en esa imagen mestiza que cuelga de una cruz, el pueblo ha encontrado no solo a su Cristo, sino también un espejo de su historia.

Todas las entradas

Puebla: la pobreza que no se quiere ver

Luis Enrique Sánchez Fernández En Puebla, casi la mitad de la población —44.5%— vive en pobreza multidimensional, según CONEVAL. No...

LEER NOTA

San José Chiapa: el reto de no repetir la historia de Audi 

Luis Enrique Sánchez Fernández  En 2013, la llegada de la planta de Audi a San José Chiapa fue presentada como...

LEER NOTA

Puebla insegura: entre la percepción ciudadana y el discurso oficial 

Puebla capital vive una crisis de percepción y realidad en materia de seguridad. Y los datos no mienten: el 84...

LEER NOTA

La izquierda mexicana en el poder: entre el nacionalismo popular y el pragmatismo 

La izquierda que gobierna hoy en México, primero con Andrés Manuel López Obrador y ahora con Claudia Sheinbaum, tiene características...

LEER NOTA

Canícula, la perra mayor que aleja la lluvia e invita al calor

Cada año, en pleno verano, el cielo cambia. El sol brilla con más fuerza, el aire se vuelve más seco...

LEER NOTA