Domingo, septiembre 22, 2024

10 enero, 2021

Luis Enrique Sánchez Fernández

Covid-19, mi experiencia

Creo que no nos quedamos ciegos,
creo que estamos ciegos,
Ciegos que ven,
ciegos que, viendo, no ven.

José Saramago

La última carta que envié fue a Lorenza. Nunca imaginé, que varias décadas después el siguiente destinatario sería yo.

El COVID-19 me alcanzó 10 meses después de su aparición en Puebla. Además del espanto que provoca una pandemia desconocida: el terror al aislamiento, la soledad, el confinamiento, en una habitación, significaba un acercamiento a una sentencia muy cercana o antesala de la pena de muerte.

Diez meses, leyendo inventos y mentiras en redes sociales para una enfermedad desconocida, aún para quienes deberían conocerla. Inventos y mentiras que provocan diversión y felicidad en quienes las inventan y convierten en “tendencia”. Y confusión y pendejez en quienes pretenden aplicarlas y las reproducen como ciertas.

Pero, al fin llegó.

Y me invadió.

Y me postró en el aislamiento. Solo, temeroso, nervioso. Soledad que causaba mayor nerviosismo que los efectos físicos del COVID-19.

Abandonaba un mundo de relaciones personales, políticas; ausencia de la convivencia social. Lejanía de un mundo en el que la presencia física es motor del “éxito”.

Y en aislamiento descubrí otro mundo que no esperaba. O lo re descubrí. O lo volví a valorar. O lo disfruté y me alimentó.

Presa y esclavo de la vida social imperante, militante del mundo económico que nos exige aspiraciones escasas de valores internos; mal educado por los principios de un capitalismo en crisis permanente; descubrí que el aislamiento te obliga a voltear la mirada hacia adentro.

Que afuera, en la sociedad, en el capitalismo global, la disputa no es la tuya aunque los gigantes monetarios intenten involucrarte.

Y que adentro, eres rico y afortunado. Que no estás solo. Que el aislamiento sirve para redescubrir tus riquezas internas: tus amores, tus valores, la fortaleza de un equipo formado por décadas y que se mueve por lo aparente subjetivo, pero que te alimenta y te hace darle valor a lo construido.

La familia. Esposa, hijos, nietos.

Tus amigos entrañables.

Y desdeñar, o darles su justo peso a los valores sociales y económicos que pretenden esclavizarte. Saramago lo refiere en la siguiente frase: ”Ahora no hay duda de que la búsqueda incondicional del triunfo personal implica la soledad profunda. Esa soledad del agua que no se mueve”.

Lo recuperé, a tiempo, el sentido de la vida.
Y aquí ando.

Mis contactos digitales:

@luisenriquesf
facebook.com/luisenrique.sanchezfernandez
facebook.com/luisenriquesf
instagram.com/Luisenriquesf
[email protected]


Luis Enrique Sanchez Fernández es periodista; ha escrito para impresos en papel, radio, televisión y portales digitales. Es universitario, historiador y cronista.

Todas las entradas

17 septiembre, 2024

Gracias, presidente Andrés Manuel

“El agradecimiento es la memoria del corazón”Lao tsé. Filósofo chino. El próximo 31 de septiembre, al concluir su mandato, el...

LEER NOTA

15 septiembre, 2024

Filigramma 18

Ya está en circulación el número 18 de la revista literaria Filigramma, la cual puede descargarse gratuitamente en el siguiente...

LEER NOTA

Circos romanos y muchos “bellacos”

El desaseo, la corrupción y la descomposición en las cúpulas de la política en México han tocado fondo. Ningún partido...

LEER NOTA

AMLO: El Legado de la Cuarta Transformación

El último informe de gobierno del presidente Andrés Manuel López Obrador (AMLO) no sólo marca el fin de un sexenio,...

LEER NOTA

8 septiembre, 2024

Sergio Salomón: el gobernador de la 4T con mejor desempeño

Dicen los que Saben que el gobernador de Puebla Sergio Salomón Céspedes sigue ubicándose como el mejor gobernador de Morena...

LEER NOTA