4 enero, 2021
Redacción PH
Dicen que para atrás ni para tomar impulso, por ello en Puebla estamos en la ruta de un año plagado de complejidades no sólo sanitarias, económicas, sociales, y también políticas.
Estamos en un 2021 donde se acentuarán las rupturas y la polarización de grupos, partidos y bastiones que iniciaron ya el acomodo de un tablero político que se antoja complejo e impredecible.
Funcionarios usando sus cargos y dinero del erario para hacer promoción personal disfrazada y con doble discurso.
Los partidos políticos en Puebla no han iniciado las campañas negras para contrincantes, éstas las tienen operando en las guerras internas que la mayoría de los partidos están librando.
Batallas campales y de lodo donde hay rupturas irreconciliables que costarán mucho dinero y votos en las urnas.
La novatez de los gobiernos morenistas arroja saldos negativos frente a un tsunami de críticas negativas y rechazo de una parte importante de la ciudadanía, quienes a dos años han comprobado aquel viejo refrán: “Tan mala es la pinta, como la colorada”.
En Puebla se carece de una oposición aguerrida y con solidez que haga frente a los gobiernos en turno.
Hay muchas cuentas que se están cobrando al interior de los partidos políticos. Vendettas, traiciones y acuerdos que derivarán en las guerras de alto poder donde los ciudadanos están muy lejos de entenderlas.
Puebla y su peculiar forma de enfrentar los tiempos electorales nos hace recordar lo difícil de este mercado electoral, donde las simpatías cambian en minutos y los triunfos cantados corren el riesgo de convertirse en derrotas pronosticadas.
A todo el panorama de riesgo sanitario y crisis en los bolsillos de la gente, habrá que agregar todos los escándalos que están por venir.
Renuncias, adhesiones, denuncias, grabaciones, señalamientos y mucho espectáculo donde la corrupción llevará un peso importante en la balanza de muchos personajes que hoy se sienten con la postulación en el bolsillo.
A los señores y señoras de la política les hace falta entender que pisarán terrenos donde la gente tiene otras prioridades.
Tendrán que dar paso a otro tipo de campañas donde el discurso más no la labia es la que tiene que lograr la conexión con sus electores.
Las poses, las fotos, los quemadísimos acuerdos con firma de notarios están en la prehistoria de las viejas campañas.
Aquí en esta ruta electoral y política de 2021 hay una Puebla muy enfrentada, dividida y desconfiada.
Son tiempos de mucho trabajo para la “política emocional” donde el trabajo será arduo para aquellos que quieran y logren levantarse con el triunfo en las urnas el próximo 6 de junio.
@rubysoriano
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