Son 2619 monumentos históricos los que a través de los siglos han dado imagen y belleza a Puebla. Todos ellos en el centro histórico. Son 391 manzanas, alineadas en una perfecta cuadrícula, que la distinguió y fue orgullo de una planeación española del siglo XVI.
Una parte ha sido destruída para dar cabida a muestras de invasión arquitectónica que algunos califican como modernidad.
Cuatro siglos de belleza. Un siglo de olvido y destrucción. Omisión es poco.
Hace 32 años, en 1987, la UNESCO decretó que era Patrimonio de la Humanidad.
Hace 48 años, en 1971, Luis Echeverría Álvarez, por medio de un decreto, la había convertido en Zona de Monumentos Históricos.
Gobiernos estatales, administraciones municipales, lo han ninguneado.
No, me equivoco: lo han usado. Lo han convertido, en pleno siglo XXI, es un lucrativo negocio. Como pocos.
Público y notorio: los ladrones hacen su agosto, compra venta de artículos robados en otras zonas de la ciudad, ejercicio de la prostitución, comercio que invade banquetas e interrumpe la circulación, vehículos motorizados estacionados y que invaden espacios públicos que dificultan el libre tránsito, circulación de vehículos de tracción humana, inseguridad para el peatón por todas las condiciones anteriores, vendedores que invaden la vía pública, paredes, fachadas de la arquitectura de siglos anteriores que sirven de aparadores para colgar mercancía que ofrecen al público…
Comercio de ambulantes negociado y establecido.
Tuve la oportunidad de circular por el cuadrante formado por la 11 Norte hasta el Bulevar 5 de Mayo y la Avenida Reforma-Juan de Palafox hasta la 18 Norte.
Que triste y deprimente espectáculo.
Que belleza descuidada.
Que abuso.
Lo expresé en una mesa de amigos, molesto.
¡No seas güey! me respondieron. ¡Es un pinche negociazo!
Y me dieron nombres.
Publicarlos debe ser consecuencia de una buena investigación.
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Luis Enrique Sanchez Fernández es periodista; ha escrito para impresos en papel, radio, televisión y portales digitales. Es universitario, historiador y cronista.
