Beto Fong

Salvador Flores Rivera, mejor conocido como Chava Flores, (1920-1987) cumple hoy cien años de su natalicio.

Chava Flores nació en la calle de la Soledad en La Merced, Ciudad de México. Desde su temprana infancia y durante toda su vida, su pasión fue el folclor mexicano y el enfoque cultura a través de dos grandes artes: la escritura y la música, disciplinas que combinaba perfectamente con su capacidad lírica, de rimas consonantes y asonantes, de ritmo y cadencia perfecta, de comicidad viviente.

“Chava flores es el cronista musical de México, pero hay que acotar esa definición, yo creo que ha sido el único compositor de México que nos ha dejado una especie de mini universo narrativo y musical que definió por completo una época de la Ciudad de México y la vida cotidiana de las clases medias y medias bajas, que la poblaron por ahí de los años 40 y quizá hasta los años 70”, explica Pavel Granados, director de la Fonoteca Nacional en entrevista.

El compositor mexicano basaba sus composiciones en su cotidianidad más inmediata, esa que es producto de una ciudad en crecimiento y, paradójicamente, en decadencia durante la segunda mitad del siglo XX: el Distrito Federal, hoy Ciudad de México.

A propósito de sus 100 años, María Eugenia Flores, hija del compositor, ha hecho esfuerzos por preservar la obra de Chava Flores:

“El 14 de enero es el centenario del natalicio de Chava Flores. Las autoridades han sido negligentes. Durante muchos años y con administraciones de diferentes partidos políticos, he intentado que el gobierno del Distrito Federal lo reconozca con la grandeza que él merece, pero no. Creen que porque sus letras tienen humor no merece reconocimiento, pero Chava Flores –aún hoy, a 33 años de su muerte– es el gran cronista de la ciudad”.

Cronista, compositor, músico, artista urbano en general, chava flores retrató al D.F. bajo la mirada picarezca mexicana, bajo el humor y la sátira pero con la crudeza del realismo de una ciudad decadente y en apogeo, sitio donde convergen muchas culturas, espacios y tiempos, lugar peculiar único como lo es México.

El especialista en cultura urbana popular, Gustavo Alvite, detalló que fue compositor “por azares de la vida”, pues desde muy joven tuvo que trabajar porque su padre murió.

Esta condición de hombre de clase media-baja hizo florecer la cultura en el compositor: fue costurero, hizo corbatas, cobrador, contador y otros oficios que, desde la perspectiva de Chava Flores, rebozan poesía.

Su trabajo como mensajero consagró su perspectiva profunda de México, gracias a esto la riqueza folclórica de sus composiciones.

Chava Flores era muy amigo de José Alfredo Jiménez. Era muy trabajador, un chaparrito simpático, de cabello entrecano: un hombre que sabía la lealtad que se le debe al barrio. En este caso, la solidaridad del barrio aparece en los festejos y en las tragedias y es un personaje recurrente en la obra de Chava Flores.