El gobierno de Ciudad de México se convirtió en el primero gobierno local en lanzar al mercado financiero el primer bono de carbono forestal, dicha herramienta económica servirá a las empresas reducir las emisiones de contaminantes, así como auxiliar a los bosques.

En su lanzamiento en la Bolsa Mexicana de Valores, el jefe de gobierno, José Ramón Amieva, expuso que los ingresos de este primer bono se usarán para acciones de conservación y mantenimiento del Ejido San Nicolás Totolapan, el cual se calcula que en 5 años capturará 32 mil 603 toneladas de carbono, las cuales también se podrán comercializar en los mercados.

Un bono de carbono es equivalente a mil kilogramos de carbono capturado disponible para comprar y vender en los mercados y que durante un año saldrán a la venta otros 3 mil 909 bonos.

Los recursos económicos que se obtengan de la venta de bonos de carbono forestal serán depositados al Fondo Ambiental de Cambio Climático de la Secretaría de Medio Ambiente (Sedema) de la Ciudad de México.

Tanya Müller, titular de la Sedema, señaló que la implementación de los bonos de carbono es uno de los tres mecanismos internacionales propuestos en el Protocolo de Kioto para reducir las emisiones contaminantes.

Los bonos de carbono constituyen una herramienta económica que puede tanto disminuir la tala excesiva que sufren los bosques como aumentar la reforestación de los mismos.

Esto se debe a la labor de los bosques como sumideros de carbono, puesto que acumulan grandes cantidades de dióxido de carbono (CO2) y lo convierten de manera natural en oxígeno.

Este mecanismo, creado dentro del Protocolo de Kioto, resulta un aliciente para las empresas y entidades gubernamentales a la hora de descontaminar el planeta pues, al adquirir estos bonos, reducen sus emisiones de carbono y promueven proyectos como la reforestación y la preservación de los bosques mediante la tala planeada o la regeneración del ecosistema, entre otras medidas.