_{“En tiempos de crisis, la verdad suele viajar a pie mientras la manipulación va en avión privado.”
— Luis Enrique Sánchez Díaz}

¿Por qué empecé a mirar desde más arriba?

Durante años he trabajado de cerca con temas de política, relaciones públicas, manejo de crisis institucionales y análisis del discurso. Pero no fue sino hasta que decidí detenerme —o mejor dicho, alejarme— que comprendí una verdad incómoda: estaba intentando resolver problemas sin comprender el sistema que los produce.

El análisis político sin teoría social es como diagnosticar una enfermedad sin conocer el cuerpo humano.

En medio de la velocidad con que se nos exige opinar, responder, comunicar y reaccionar, descubrí que para entender las crisis no basta con observar los síntomas. Hay que hacer zoom out, tomar distancia, y mirar el conjunto.

El peligro de la inmediatez: opiniones sin estructura

Nos hemos vuelto expertos en reaccionar, pero ignorantes en explicar. ¿Por qué la polarización? ¿Por qué el desprecio hacia los movimientos sociales? ¿Por qué el miedo a la democracia participativa?

La mayoría de las respuestas que circulan —incluso en medios “especializados”— están plagadas de lugares comunes, generalizaciones y una peligrosa alergia al pensamiento estructural. Se aplaude la frase ingeniosa, no el argumento incómodo.

Como advirtió Noam Chomsky:

“El intelectual que no busca las causas estructurales es simplemente un vocero del poder.”

Sin Marx no hay manejo de crisis. Sin Bourdieu no hay relaciones públicas. Sin Foucault no hay estrategia.

Parece provocador decirlo así, pero es cierto: quienes dirigen campañas, diseñan discursos, asesoran gobiernos o “manejan crisis”, a menudo lo hacen sin herramientas teóricas que les permitan entender las estructuras que producen lo que quieren maquillar.

¿De qué sirve tener un doctorado en comunicación política si no se comprende cómo el poder se reproduce simbólicamente? ¿Qué sentido tiene estudiar gobernanza si se ignoran las tensiones entre Estado, capital y sociedad civil?

Saber redactar comunicados no basta. Se necesita comprender el campo donde esos comunicados operan.

El zoom out no es huida: es combate con visión

Este proceso que estoy viviendo no es renuncia a lo práctico, sino una vuelta a la teoría como herramienta crítica. La teoría social no es un lujo de académicos, es una brújula para quienes no quieren ser manipulados.

Y lo comparto porque sé que muchos sienten que algo no cuadra, que las herramientas que nos enseñaron ya no bastan. No es que el mundo se volvió incomprensible: es que nos formaron para no comprenderlo.

¿Qué sigue?

Seguir leyendo a Marx, Chomsky, Foucault, Gramsci, Bourdieu… no como estatuas, sino como armas.
Seguir conectando la teoría con la práctica.
Seguir pensando la estructura que produce la crisis, no sólo la crisis.

Y sobre todo, compartir. Porque si algo nos han quitado es el derecho a pensar en voz alta sin pedir permiso al algoritmo.

---

Semblanza del autor:

Luis Enrique Sánchez Díaz
Profesor-investigador en la BUAP. Filósofo de la disidencia, estratega político y analista de la comunicación con más de 20 años de experiencia. En el cruce entre el rigor metodológico y la crítica estructural, escribe para incomodar donde otros pretenden complacer. Combina ironía, teoría y verdad sin concesiones.

📍 Puebla, México | 🧠 Twitter: @LuisEnriqueSan