Los ciudadanos tenemos que dejar la enorme pasividad de la crítica funcional en redes sociales o en los círculos cercanos, donde nuestro hígado se desmorona frente a los excesos de gobernantes que se irán, pero sin darnos la garantía de que serán llamados a cuentas o incluso, de que los veremos tras las rejas luego de saqueos presupuestales y negocios al amparo de su gestión que está a días de fenecer.

Lo ocurrido en Puebla capital es quizá uno de los capítulos más oscuros para los inaugurados gobiernos de izquierda que llegaron al poder, y que en el caso de Claudia Rivera Vivanco dejan un enorme tufo de corrupción vinculada a esos excesos, donde hubo de todo: Nepotismo, abuso de poder, violencia de género, acoso y todo aquello que la morenista toleró al amparo de sus relaciones personales.

El Ayuntamiento de Puebla para efectos públicos mediáticos se encuentra en esa fase de transición.

Sin embargo, en lo oscurito refleja el caos interno donde se intentan limpiar expedientes, desaparecer carpetas, convertir cifras, simular gastos, en una doble entrega donde Rivera Vivanco sabe que saldrá muy mal librada frente a la horda de reclamos y evidencias que siguen saltando al interior de su administración.

Mientras ella graba videos y refleja la pérdida de congruencia por ver una Puebla que imagina sólo en sus clips, la Presidenta se mantiene pensando en que Morena le hará justicia para ser la nueva cabeza de su partido a nivel estatal.

Los poblanos nos preguntamos si podremos ver a Claudia y sus cómplices enfrentar procedimientos por sus cuentas públicas.

Fincar responsabilidades a gobernantes no debe responder a una consulta nacional, sino a la exigencia individual de los ciudadanos que hoy vemos a una ciudad devastada en inseguridad, prostitución y ambulantaje.

Es verdad que Claudia empieza deambular cada vez más solitaria en el Palacio Municipal.

Fueron muchas y muchos los que saltaron y siguen saltando del barco antes de su hundimiento. Sin embargo, varios de esos personajes admitieron con su silencio, la complicidad que hoy los etiqueta como parte de una de las administraciones municipales donde pareciera se ha saqueado en grandes proporciones a nuestra querida Puebla Capital.

La pregunta es si los poblanos tenemos esa capacidad para exigir que se aplique todo el peso de la ley a quienes se les comprueben los desvíos en sus administraciones.

¿Acaso tendrá que ser la mano del gobernador Miguel Barbosa la que empuje el riguroso marcaje personal a las cuentas públicas de Claudia Rivera?

El corte de caja también se puede hacer tras las rejas, ahí donde se despachan mejor las verdades y las vendettas políticas.

Y sino que Claudia Rivera le pregunte al ex edil en prisión, Felipe Patjane.

En política ningún final es salvable.

@rubysoriano
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