Domingo, noviembre 16, 2025

16 noviembre, 2025

Redacción PH

El cáncer: lado B de la navidad 

Rubén Israel Gatica Gómez 

Existe una navidad que no aparece en las postales, donde los villancicos suenan diferente y las luces parpadean sobre rostros cansados. Para las familias que caminan al lado del cáncer, esta época no niega la tormenta, sino que aprende a honrarla. Si eres cuidador, este mensaje es para tu fortaleza silenciosa: una guía para transitar estas fiestas con los pies en la tierra, sosteniendo a tu ser querido mientras te concedes el permiso sagrado de sentir lo que sea que sientas. 

Como bien señala la psicología humanista, la verdadera plenitud nace de abrazar toda nuestra experiencia, no solo la “positiva”. Honrar la complejidad emocional es un acto de salud mental radical, especialmente cuando la Navidad nos invita a mostrar solo sonrisas. 

Reescribamos juntos estas fiestas, transformando el “deber ser” en “querer estar”. Imaginen una Navidad que no exige, sino que abraza. Donde la cena de tres platos se convierte en una merienda especial, y la fiesta multitudinaria en una velada íntima con las personas verdaderamente significativas. Se trata de conservar solo aquellas tradiciones que alimenten el alma – tal vez encender una vela especial cada noche, leer un poema o simplemente abrazarse en silencio. La ciencia del comportamiento nos muestra que tomar estas decisiones activas nos empodera y reduce la sensación de indefensión. Cada tradición que adaptamos es un recordatorio de que mantenemos el control en medio de la incertidumbre. 

Cuando las emociones se convierten en olas gigantes, no se trata de detenerlas, sino de aprender a navegarlas. Creemos códigos de auxilio: una palabra, una mirada, un gesto pactado que diga “necesito un respiro” sin necesidad de explicaciones. Designemos santuarios portátiles – un rincón con una manta favorita, un banco en el jardín o cinco minutos en el auto escuchando música. Territorios propios donde las lágrimas sean bienvenidas. La terapia de aceptación y compromiso nos enseña que crear estos espacios para las emociones difíciles reduce su impacto, pues permitirse sentir plenamente una emoción suele hacer que su intensidad disminuya. 

El consuelo más profundo a menudo es mudo. Habla a través del silencio que acompaña, de sentarse juntos hombro con hombro, construyendo un puente más fuerte que cualquier discurso. Se manifiesta en ayuda que no pesa: en lugar de “¿en qué ayudo?”, probemos con “hice esto por ti”. Llegar con una olla de sopa casera u ofrecerse a pasear al perro son poemas de amor en acción. Neurocientíficamente, estos actos de cuidado tangible activan el sistema de conexión social en el cerebro, liberando oxitocina que mitiga los efectos del estrés tanto en quien recibe como en quien da. 

Tú, cuidador, eres la raíz que sostiene el árbol. Y una raíz exhausta no puede nutrir rama alguna. Tus rituales de supervivencia – esos cinco minutos tomando un té, la ducha que se convierte en bautizo diario, la caminata breve que despeja la mente – no son lujos, son sagrados. 

Delegar no es fracasar; es reconocerse humano y permitir que otros te sostengan, completando el círculo del cuidado. La psiconeuroinmunología demuestra que este autocuidado influye directamente en tu sistema inmunológico y en tu capacidad de proporcionar cuidado de calidad sin colapsar. 

Esta Navidad, el regalo más valioso no será el más brillante, sino el más verdadero. No busquemos la felicidad forzada, sino la paz que nace de un abrazo sincero, de una mirada comprensiva, de la valentía de decir “hoy no estoy bien”. El crecimiento postraumático nos muestra que, incluso en las circunstancias más dolorosas, puede emerger una comprensión más profunda de la vida, relaciones más auténticas y una fortaleza interior que no conocíamos. 

Cuida tu luz interna. No necesita ser un sol; basta con ser un faro firme en la orilla. Su resplandor, por tenue que sea, guiará a otros navegantes y te recordará a ti mismo la verdad más esencial: no estás solo.


 ✍ Rubén Israel Gatica Gómez

Maestría en Psicología Organizacional en UPAEP, Ingeniero en Sistemas Computacionales por el Instituto Universitario Puebla. Consultor, conferencista y capacitador en el área de bienestar, tanatología, liderazgo y desarrollo de empresas familiares. Miembro de la Semiotic Society of America. Alumno distinguido en certificación EMDR (Desensibilización y Reprocesamiento por Movimientos Oculares. Facilitador de Mindfulness, Compasión y Comunicación No-Violenta (MICNV) por el Instituto de Ciencias para el Florecimiento Humano–Cultivo. Realizó una estancia internacional en Oklahoma State University en el área de logística, seguridad e higiene industrial (2011), y participó en el programa Faculty Led Study Abroad UJI: Organizaciones Saludables y Resilientes (2022) por la Universitat Jaume I de Castelló, España.

Actualmente consultor, conferencista y capacitador en el área de bienestar, tanatología, liderazgo y desarrollo para adultos mayores y personas con cáncer en fase crítica o terminal. Miembro de la Semiotic Society of America.

Autor

Redacción PH

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