No cabe duda que Barbosa hoy empezó el día con el pie izquierdo.

Primero los Policías Estatales se le revelaron, más bien ya no aguantaron. Lo han dicho desde que empezó y gritado una y otra vez desde esta mañana “fuera Chiapas”.

Mandó a David Méndez y al chiapaneco Raciel López a dialogar. No hubo respuesta, no hay diálogo. No lo ha habido.

Y el gobernador está en plan “ni los veo ni los oigo”.

Más tarde en la conferencia de prensa presumió que es correcta la información que se publicó en Templo Mayor sobre la P-E-R-S-E-C-U-C-I-Ó-N en contra de Alfonso Esparza por el control de la BUAP.

Incluso se dio tiempo de rematar asegurando que está por acabársele el “reinado de impunidad” a Esparza. Aunque la columna en ningún momento celebra las acciones de Barbosa, por el contrario deja en claro que lo que está en juego es la lucha personal del morenista por el control de la Benemérita

“En todo el año la Unidad de inteligencia Patrimonial y económica no había abierto una sola investigación… hasta ahora. ¿Alguien cree que sea coincidencia?”, critica en sus líneas.

¡Plop!

Después, un grupo de feministas se quejó porque a empujones fueron desalojadas de la FGE cuando protestaban por los feminicidios en el estado.

“Ni cuando Moreno Valle estaba nos sacaron así de la Fiscalía”, criticó una de las encapuchadas.

¡Upsi!

Y Barbosa sigue de necio en decir que no es Moreno Valle.

Y pues no, no lo es. No es lo mismo pero es igual.

Moreno Valle en 2013 trajo a Facundo Rosas de regreso a la tierra que lo vio nacer para hacerse cargo de la seguridad.

Como era de esperarse el hombre con una larga trayectoria en el Cisen, en las extintas AFI y Policía Federal y cercano a Genaro García Luna, trajo consigo a equipo de exagentes de la PF que ocuparon mandos del área de seguridad púbica y tomaron el control de los penales.

Hasta 2015, cuando Facundo Rosas presentó su renuncia tras ser vinculado a huachicoleros, luego de que su director de la Policía Estatal y el director de operaciones especiales fueran detenidos por personal del Ejército, cuando brindaban protección a una banda de huachicoleros en el municipio de Tepeaca.  

Lo mismo pasaba en la PGE (hoy FGE) donde Moreno Valle colocó al defeño Víctor Carrancá Bourget y su larga lista de colaboradores también fuereños.

Con Gali las cosas no cambiaron.

Con Barbosa llegó vicealmirante Miguel Idelfonso Amezaga Ramírez y -como era de esperarse- colocó a vicealmirantes, capitanes y un contraalmirate en los cargos más importantes, aunque las cosas no resultaron.

Con los chiapanecos las cosas tampoco están funcionando.

Menos en tiempos de pandemia. Menos si tienen que librar las guerras personales de Barbosa contra Claudia Rivera para demostrar que los policías municipales solo detienen “borrachitos”.

Muchísimo menos cuando la delincuencia ha ganado tanto terreno, los crímenes de alto impacto se han desbordado en el estado y no hay coordinación.

Peor cuando -acusan- no hay aumentos salariales, ganan menos que un policía municipal, hay más cargas de trabajo y están más expuestos.

En los últimos 10 años el reclamo de los policías y personal de la FGE ha sido el mismo: dejar de traer a gente que no conoce el estado.

Pero Barbosa al igual que Moreno Valle, no escucha.

Porque es un necio.

Y todavía se jacta en afirmar que no es igual a él

¡Felices 10 meses de gobierno!

¡Ánimo poblanos! Nada más nos faltan 54 meses y ya se acaba.