Aislamiento Parcial día 460
Semáforo amarillo (un poquitito más)
22 de junio 2021

Querida Tete,

Deseo que te encuentres muy bien y contenta de haber festejado un cumpleaños tan esperado. Me apena escribirte después de tantos días de tener esta carta a medias. Te aseguro que la culpable de este letargo es la pandemia, que seguimos soportando con lo que nos queda de resiliencia, pero ya con enorme desgana. En verdad, en estos días no siempre sé qué día es ni qué debo hacer, así que ando como una loca improvisando sin rumbo. 

Tenemos suerte de estar todos bien en casa, atravesando este limbo del cuasi-final, del semáforo amarillo, de la preparación para el regreso a clases y de los trabajos que estan ya en puerta, de los vacunados y no vacunados, de las conferencias vespertinas de López Gatell que han terminado y yo aún no me acostumbro. Pero la pandemia no ha terminado: debemos hacer muchos sacrificios y ajustes a nuestra vida diaria antes de que podamos decir que se ha acabado del todo. Eso sí, esta mañana desperté a la noticia de que se abrió el registro para la vacunación de personas de 30-39 años y me he emocionado mucho, por mí, pero también por todas mis amigas y compañeros, que rondan mi edad, que en este tiempo hemos estado esperando con ansia nuestro turno.

La noticia de mi turno a la vacuna llega en estos días de fin de primavera a darme un muy necesario aliento positivo. Miro por la ventana y puedo ver el jardín, que con las lluvias ha quedado todo verde y listo para plantar nuevas flores y árboles, puedo verlo brotar todo hasta colmarse de colores. Creo que te encantará verlo cuando vengas. Desde donde me encuentro sentada, puedo observar un arbusto con hermosas flores rojas, que a los dos días de haber sido plantado atrajo a un colibrí muy tragoncito que ahora viene a alimentarse todos los días. Supongo que no es la gran cosa, pero nuestra casa y jardín han contenido por seis estaciones  toda nuestra actividad. En ella los días se han hecho largos, cortos y vuelto a alargar, inundando las tardes de sol y a veces de agua, haciendo casi increíble que sean ya 460 los días de aislamiento. Y ahora, cuando todo lo que se podría decir sobre el encierro se ha dicho, tenemos la dicha de ver reverdecer nuestro jardín, abrazados a la enorme sensación de alivio que conlleva el avance de la campaña de vacunación, la esperanza de que pronto estaremos un poco más seguros. 

Fue justamente pensando en un buen árbol para el jardín como pensé en tu vida, Tete, casi un siglo de caminar y ser testigo de los grandes eventos que marcaron a nuestro país, que lo han cambiado y donde se ha conquistado tanto. Es difícil mantener la perspectiva de lo diferente que era la vida entonces, sin las telecomunicaciones, la movilidad ni la diversidad a la que hoy estamos expuestos.

Me pregunto si esta etapa de pandemia que hemos transitado, no sólo como país, sino a nivel global, será un referente en el futuro como un punto de cambio; o si, por el contrario, se tratará de revertir el daño y silenciar lo traumático de la experiencia colectiva. Si las transiciones del siglo pasado moldearon al mundo, convirtiéndolo en lo que conocemos hoy, en buena medida fue a causa de las dos guerras mundiales y la guerra fría, gigantescos eventos que en su mera capacidad de destrucción modificaron las estructuras que hasta ese momento se mantenían. Por ejemplo, cuando ocurrió la Peste Negra en 1346-1353, donde un tercio de la población mundial falleció, fue seguida de una etapa de auge económico y cultural sin igual. Podemos pensar, acaso, que después de esta gigante crisis sanitaria a nivel global se pasará a una especie de periodo de postguerra donde haya una explosion de productividad, de empleo, de reactivación de la economía y movilidad social. Quizás veremos un acrecentamiento de protesta social, de lucha y defensa de derechos, de enfrentamiento a los grandes bloques de poder y asociación de países solidarios, de conciencia social, de revalorización de lo social. Opuestamente, es probable que la tendencia del neoliberalismo actual nos deje expuestos al cierre de toda posibilidad de movilidad, hermetizando las cúpulas de poder y de dinero, ahondando la desigualdad para mantener vivo a este sistema, que ha probado ser tan destructivo para los pueblos.

No dejan de sorprender los noventa años de vida, los tuyos, que han visto la implementación del sufragio femenino entrar en efecto, el apartheid desecharse en Sudáfrica, el desenvolvimiento de las revoluciones latinoamericanas, el intervencionismo gringo, la caída del muro de Berlín, los conflictos estudiantiles, la conquista de derechos de grupos minoritarios, negros, homosexuales, indígenas, mujeres, y la decolonizacion. Se dice en un aliento que pasa entre las hojas de ese gran árbol que visualizo en el jardín, mas es el pilar que sostendrá las décadas de crecimiento lento, de temporadas de sequía o tormentas para eventualmente cobijarnos con su sombra y columpiar en sus ramas a nuestro futuro. 

He querido escribir para decirte lo honrada que me he sentido de volverte a ver para tu cumpleaños aunque fuera brevemente. Ha sido un momento muy especial que me ha hecho pensar en el tiempo, en nuestra vida, nuestra amistad y nuestra historia. Ver en ello tu ejemplo de mujer independiente, fuerte, mexicana, que ha atravesado todo con semejante entereza, me inspira. Tu amistad siempre me recuerda que estamos en un mundo muy amplio en el que siendo mujeres hemos tenido desventajas, pero donde aportamos -entre otras cosas- con el trabajo propio del día a día,  construyendo con otros y en otros los cambios que deseamos ver cimentados. 

Con cariño
Siempre

Bilhá

Twitter: @Clitemnistra


Periodista. Escribe sobre asuntos internacionales, crisis, conflicto y periodismo. Previamente corresponsal en Jerusalem.