30 Julio 2020
135 Días en aislamiento

Querido Ernesto,

Espero que mi carta te encuentre con bien, navegando la nueva normalidad extremando precauciones.

No tengo muchas noticias que contarte, los ciento treinta y cinco días de aislamiento nos han dejado vacíos ya de novedades. Al contrario, seguimos cuidadosamente pisando en los mismos pasos que el día anterior para mantener el equilibrio. Sin embargo, Julio se ha ido en un suspiro y me parece que estamos en una etapa decididamente distinta. Al principio del desconfinamiento gradual parecía que transitaríamos a otra dimensión, pero la realidad es que los no-esenciales seguimos igual y ahora estamos, incluso, en una situación mucho más severa que la que enfrentábamos a principio de Junio, cuando pasamos de tener una gran pandemia a una pandemia fragmentada con características, controles y respuestas locales.

En casa han transcurrido algunas semanas de poca energía y verdadero cansancio físico, tratando de lidiar con la poca movilidad, pero hemos comenzado a no enfocarnos en el encierro sino en planear de lleno para el resto del año en estas condiciones, incorporando las restricciones que hay y adaptando tanto objetivos como expectativas.

¿Estás siguiendo las actualizaciones de las declaraciones en el proceso de Lozoya Austin? Yo he seguido su detención, extradición y llegada a México con especial interés, como quien espera el fin de temporada de su serie favorita. No es menos que entretenido ver a personajes notorios de otrora brincar y ponerse histéricos cada vez que se publica información sobre los coludidos en tratos sucios. Creo que el caso de Lozoya puede ser un parteaguas en el entendimiento de la corrupción en México, que más que esclarecer lo que todos sabemos que sucede en nuestro país, mostrará el esquema preciso de la élite mexicana coludida en enriquecimiento, favores y silencios que operaron por años lavándose las manos cuando los jugadores menores eran atrapados.

Sobre la relación mafia y corrupción hablábamos en casa hace días, contrastando la situación del informante mexicano actual con el famosísimo caso del pentito italiano Tommaso Buscetta en los años ochenta. Buscetta fue el primer “arrepentido” de la Mafia siciliana quien reveló el organigrama, métodos y prácticas de Cosa Nostra a un juez, Giovanni Falcone, en 1983. La evidencia que proporcionó permitió comprender a detalle la estructura jerárquica, específicamente la cúpula de poder, de la mafia. Su testimonio fue la base para el mayor juicio penal en la historia de Sicilia, llamado el Maxi-Proceso en 1992, donde más de quinientas personas fueron acusadas y tras el cual cientos de jefes de la mafia fueron sentenciado a penas máximas. La hazaña le costó la vida a muchos de los familiares de Buscetta, quienes fueron asesinados por la mafia en venganza por su testimonio, así como a los jueces con quienes colaboró. Pero es interesante notar que, en su momento, también se discutía en Italia la pertinencia de entrar en acuerdos con el ex-mafioso a cambio de información y se cuestionaba cuánto podía creérsele o cuánto podría beneficiar a la justicia si al final pasaría como siempre y serían absueltos los grandes capos, mientras en las calles se desatarían vendetas. Sin embargo, el pentito pasó una década siendo informante protegido por el estado, y los nexos entre mafia y poder que llegó a nombrar marcaron un paso definitivo en el proceder contra los mafiosos, dejándoles sin el manto de intocables.

Y esa es la pregunta: ¿Lozoya podría convertirse en el Buscetta mexicano sobre la mafia que es la corrupción? ¿Podría esto ser el inicio de una etapa que abra la puerta a miles de informantes y cuyo testimonio abarque tanto que haga cimbrar los cimientos de la corrupción? o de lo contrario, ¿su proceso se llevará a cabo en las mismas pautas y canales que la corrupción ha establecido, llevando a nada?.

¿Quien tiene que caer en México para que se levante el manto a los intocables?

Me sumé al grupo de lectura que me recomendaste y el primer libro que escogieron fue el ensayo de “Los Niños Perdidos” de Valeria Luiselli quien, basándose en un cuestionario que usan los abogados en la Corte federal de Inmigración de Nueva York para defender a niños indocumentados en Estados Unidos; y describe así el proceso que deben seguir los menores sin papeles que llegan sin acompañantes. Pretexto de ello, la autora habla sobre sus historias, no de una manera amarillista, sino haciendo énfasis en la situación de la que generalmente huyen esos chicos y a la que llegan, contextualizando las políticas mexicanas y gringas que han permitido que al final del día se pueda deportar a un niño solo, de regreso a un país donde posiblemente llegue a nada ni a nadie. Me ha gustado muchísimo el recurso del cuestionario como hilo conductor del ensayo, me parece brillante. Estoy contenta de que se haya formado este grupo, espero que dure mucho tiempo y más personas se animen a unirse a él.

Afuera llueve con fuerza y el bebé duerme la siesta tranquilo, arrullado por el ruido de del viento que se lleva las gotas y las estampa contra los árboles y muros. Esta es mi parte favorita del verano, cuando el sol de la mañana es calientito y por la tarde cae un chubasco que suspende todo; cuando la casa se oscurece y dan ganas de poner la tetera y hacer un té con galletas para la merienda. No es mala idea.

Te abrazo desde nuestra burbuja hasta la tuya.

Siempre
Bilhá

Twitter: @Clitemnistra


Periodista. Escribe sobre asuntos internacionales, crisis, conflicto y periodismo. Previamente corresponsal en Jerusalem.