Beto Fong

Investigadores de la Universidad de Standford, Estados Unidos, monitorearon por primera vez la frecuencia cardíaca de una ballena azul en su hábitat natural. Los resultados indicaron que los corazones del cetáceo operan en extremos y pueden limitar su tamaño.

Los investigadores llevaron a cabo el experimento en la Bahía de Monterey a bordo de una lancha naranja, empleando ventosas para no herir al enorme animal; tras acercarse, colocaron sensores electrónicos en una ballena azul macho de 70 pies de largo.

La ballena azul puede llegar a medir hasta 30 metros de largo y pesar 200 toneladas. De acuerdo con los resultados, el animal acuático puede bajar su ritmo cardiaco hasta a 2 palpitaciones por minuto durante su búsqueda de alimentos en las profundidades.

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Jeremy Goldbogen, biólogo marino de la Universidad de Stanford quien lideró la investigación, publicada en la revista Proceedings of the National Academy of Sciences, detalló:

La ballena azul es el animal más grande de todos y ha fascinado por mucho tiempo a los biólogos.

Por otro lado, detallaron que el ritmo máximo registrado fue de 37 palpitaciones por minuto. Esto luego de que la ballena regresó a la superficie tras una inmersión profunda.

En particular, las nuevas mediciones de los ritmos cardíacos y fisiológicos nos ayudan a entender cómo trabajan los animales de mayor masa corporal. ¿Cómo es la vida y cuál es el ritmo de vida en un cuerpo a esta gran escala?