La farsa meritocrática: cuando “échale ganas” viste de cadenas
Dr. Luis Enrique Sánchez Díaz
Un niño de seis años trabajando, un exconvicto rechazado y un anciano explotado no son ejemplos de mérito: son pruebas de que la meritocracia es un fraude.
Ese es el verdadero mensaje del video que circula con fervor digital: no demuestra que el esfuerzo se premia, sino que la injusticia estructural se hereda, se normaliza y se romantiza como virtud.
El video que se contradice solo
En la fábrica de ladrillos, el pie de foto celebra la “cultura del esfuerzo”. Pero lo que vemos es distinto:
- El niño que nunca tuvo infancia.
- El exconvicto a quien la sociedad no ofrece redención.
- El anciano obligado a rascar la vida para sobrevivir.
No son historias de superación, son acusaciones contra un sistema diseñado para que la mayoría nunca llegue.

El engaño del “échale ganas”
La narrativa dominante insiste en que “el gobierno no es tu papá” o que “si quieres, puedes”. Frases que suenan a consejo, pero funcionan como absolución del sistema.
El “échale ganas” es el mantra neoliberal por excelencia: oculta la violencia estructural, desplaza la culpa hacia el individuo y convierte la precariedad en virtud moral.
Lo que reveló mi tuit
Mi respuesta desató una tormenta digital modesta en escala, pero significativa en lo que muestra. Más de 300 likes, miles de vistas, un puñado de respuestas que se dividieron entre:
- Defensores: “La pobreza es culpa de malas decisiones”, “Hay que relacionarse con la gente correcta”.
- Críticos: “Este video enseña un sistema roto donde esforzarse es la única manera de sobrevivir”.
Un microcosmos del choque ideológico en redes: unos repitiendo propaganda neoliberal, otros evidenciando la trampa de la meritocracia.
El espectáculo digital
X (antes Twitter) democratiza la voz, pero a la vez convierte el debate en espectáculo. La indignación alimenta el algoritmo, la crítica genuina se diluye en ruido y las élites siguen intactas, lucrando con la ilusión del debate abierto.
Mientras tanto, el sufrimiento de quienes aparecen en el video se transforma en consumo: una lección viral sobre “motivación”, no sobre desigualdad.
En un país donde millones trabajan toda su vida y nunca alcanzan estabilidad, decir “échale ganas” es la forma más elegante de culpar a la víctima.
El video no celebra la meritocracia: la desnuda.
Y la meritocracia no viste de gloria al trabajador: lo viste de cadenas.
Semblanza de autor
Dr. Luis Enrique Sánchez Díaz es profesor-investigador de tiempo completo en la Facultad de Administración de la BUAP. Analista político y consultor en comunicación estratégica, combina la docencia universitaria con el análisis crítico de la vida pública en Puebla y México. Autor de artículos académicos y de opinión, dirige el blog luisenriquesan.blog y participa activamente en debates sobre autonomía universitaria, libertad de expresión y gobernanza digital.
Telegram: t.me/profesorluisenrique
Autor
Luis Enrique Sánchez Díaz
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