El ejército israelí ordenó por primera vez la evacuación total de la ciudad de Gaza, instando a 1.2 millones de personas a trasladarse a la zona de Al Mawasi, antes de una ofensiva terrestre.

La advertencia fue acompañada por amenazas de mayor contundencia militar si Hamas no libera a los rehenes. Sin embargo, muchos residentes se niegan a abandonar sus hogares, alegando que no existen lugares seguros en el enclave, una afirmación respaldada por la ONU.

La situación humanitaria en Gaza es crítica: más de 64 mil 600 palestinos han muerto desde el inicio del conflicto, incluyendo 39 en las últimas 24 horas, en tanto la cifra de fallecidos por hambre y desnutrición asciende a 399.

Israel intensificó sus ataques, destruyendo decenas de edificios, mientras que en Cisjordania ordenó demoliciones y revocó permisos a cientos de palestinos tras un tiroteo en Jerusalén.

En el plano internacional, España adoptó medidas para presionar a Israel, como el embargo de armas y la prohibición de entrada a ministros israelíes de ultraderecha. No obstante, Estados Unidos podrá seguir utilizando sus bases en Morón y Rota para enviar material bélico a Tel Aviv, debido a acuerdos bilaterales que excluyen estas instalaciones de las sanciones.

La Unión Europea enfrenta divisiones internas sobre cómo calificar la ofensiva israelí, aunque todos los países coinciden en la necesidad de poner fin al sufrimiento. La canciller Kaja Kallas reconoció que la catástrofe humanitaria en Gaza pone a prueba la unidad del bloque, mientras se intensifican los llamados internacionales para detener el conflicto.