Los poblanos nos preguntamos dónde quedó el aguerrido bastión panista que refleje una real y seria oposición. En Puebla vemos a panistas alineados y raseros que sólo siguen una línea “nacional” donde entonces sí, Morena y el Presidente Andrés Manuel López Obrador se convierten en el blanco de los señalamientos.

Sin embargo, para los azules locales, el gobernador Miguel Barbosa es intocable y esquivan los desaguisados frontales para hacer de su postura opositora, una timorata muestra de fatal actuación.

El panismo que lidera Augusta Díaz de Rivera es una triste caricatura de lo que fueron hace varios años. Es más, hasta para ensalzar a un aparente líder moral como Eduardo Rivera Pérez tienen sus tropezones, pues el actual edil sigue haciéndole honor a “Rius” con sus “Agachados”, al ser un débil representante de los ciudadanos poblanos, a quienes, al menor intento, les endosa nuevos cobros para incrementar “la recaudación” de las arcas municipales.

Los señores del PAN en Puebla viven una cadena de desaciertos que se reflejan en la opinión de los ciudadanos.

No sólo es Rivera Pérez, ahí están Paola Angón, Edmundo Tlatehui y varios más que sólo han demostrado sus ansias por los negocios, la corrupción, los aviadores y un sinfín de errores que los debilitan en su intento por reafirmar esa desgastada frase de “buenos gobiernos”.

Varios de los que hoy gobiernan al amparo de esta marca blanquiazul pretenden soñar y llegar a la grande, cuando hoy sus gobiernos son francamente prueba de pequeñez.

Los ayuntamientos panistas en Puebla se han convertido en centros donde los negocios para las familias “custodias” florecen con singular rapidez. Ahí se concentran las nóminas plagadas de aviadores y compadrazgos.

La opacidad es una de las banderolas que alienta al panismo gobernante en Puebla, donde la simulación y las acciones de relumbrón, disfrazan los constantes desaciertos.

A la líder del PAN en Puebla se le sigue viendo como alfil de Rivera Pérez, pero no como una mujer que sea la auténtica voz de una militancia que cada vez se contrae y disminuye.

El gobernador Miguel Barbosa halló en el panismo a un frágil frente que está lejos de ser oposición, pues al menor silbido ahí están, como la servidumbre de los nuevos tiempos políticos que hunden a Puebla en una gran mediocridad gubernamental y política.

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