Nada nuevo bajo el sol, así inició el proceso electoral para elegir por fin a un gobernador en Puebla.

Quizá lo significativo en este inicio, es ver la “desafección política” que se aprecia en la ciudadanía, en aquellos que no militan y que si bien simpatizan, reflejan algo que es desconfianza, falta de querer participar, decepción y su indecisión para anular el voto, ejercer el voto útil o bien abstenerse de votar.

A pesar que para muchos, la elección en Puebla está cantada para Morena lo que supone una ventaja para Luis Miguel Barbosa, es una realidad que lo que veremos en los dos próximos meses será lo mismo que hemos atestiguado hace décadas.

Las puestas en escena de concentraciones donde el apoyo ciudadano no lo es, porque está disfrazado de los cientos de acarreados que llenarán sillas, e irán a vitorear porras para un templete encabezado por los mismos de siempre. Es más, lo realmente bizarro, es repetir las historias del pasado.

Los fantasmas del Morenovallismo dieron la bendición al candidato de Morena en Puebla quien está cobijado por todos los que hasta diciembre de 2018, estaban cubiertos con el halo de la corrupción, los excesos y el espionaje.

Del otro lado, está el panismo, Movimiento Ciudadano, PRD todos colgados de un débil Enrique Cárdenas que muy lejos quedó de ser ciudadano con su montaje de Sumamos.

En tanto en el PRI la orfandad se siente, se mira, se toca. Pensar en competir pero para ellos mismos y su nuevo encuadre de poder interno, una vez que el sempiterno tricolor hoy además de desmoralizado, sigue fragmentado y cooptado por esas ambiciones de grupos que siguen liderando y difícilmente soltarán la “alcancía”.

En las mesas de café, en las empresas, en las conversaciones familiares el tema de las elecciones en Puebla llama a un hartazgo donde quienes votaron por el Presidente Andrés Manuel López Obrador mantienen quizá no su apoyo intacto para él, no así para el candidato Barbosa quien lastimosamente lo identifican mejor por sus motes, apodos, memes que por su nombre de pila.

En una entidad donde ha pasado casi año y medio sin poder tener un gobernador electo con limpieza en las urnas, esta desafección política empieza a pegar y mucho en el ánimo de la gente donde ya no distingue quién está con quién, debido a que como en las épocas del criticado PRI, ahora los del templete son otra vez los mismos, sí, esos que disfrutaron de la impunidad, los excesos, los que antepusieron los negocios personales para hacer de Puebla el cártel de una familia que se enriqueció de manera escandalosa, todos ellos están de regreso, intactos, nuevamente vitoreando a un candidato y diciéndose “nuevos seguidores de Morena en la Puebla por venir.