A la memoria del maestro Héctor Suárez.

Gracias a la huella digital o sombra digital que dejamos por nuestro paso en este planeta, algún día -al menos en formato de aplicación-, podremos ser “resucitados” en el ciberespacio.

Diariamente vamos soltando marcas, que expertos como Tony Fish y Katalin Fehér, han denominado huella digitalo sombra digital.

La huella digital es de forma muy sintetizada el conjunto de “registros y rastros que dejamos cuando utilizamos internet”.

Sin embargo, ese conjunto que pudiera parecer sólo un cúmulo de datos, es mucho más que eso, en realidad es cambiante, interrelacionable y siempre en constante expansión.

Sostengo que no sólo se refiere a los rastros de nuestro andar en el ciberespacio, sino que de alguna manera es lo que somos en el entorno digital.

Es decir, nos “vaciamos” y nos vamos conformando digitalmente en lo que buscamos, en lo que consumimos y en lo que aportamos en el ciberespacio; a través de nuestras redes sociales, de los blogs, de los contenidos multimedia que generamos o intervenimos, etc.

A la luz de esto que vengo compartiendo leamos las siguientes líneas tomadas de “Qué es la huella digital y cuál es su importancia”, publicado el año pasado en ambit-bst.com:

“…podemos afirmar que los usuarios poseen una identidad digital. Se trata de un ‘yo’ en la red que incluye no sólo los datos que vamos dejando en la red como consumidores de contenidos online y/o productos, sino también cómo queremos que nos vean los otros usuarios. Aquí entran en acción las redes sociales y nuestro perfil en ellas: ¿somos ‘nosotros’ o bien hablamos bajo un pseudónimo?”.

Es cada vez más claro que hay un “yo” nuestro digital y en el ciberespacio.

Un “yo” que, debido a nuestro escaso desarrollo tecnológico, aún no podemos ver con claridad los alcances implicados.

Es importante señalar que vamos construyendo de forma pasiva o activa esa sombra digital.

La primera hace referencia a todos nuestros datos que quedan en el ciberespacio sin que nosotros lo sepamos, pero la segunda se refiere a la forma deliberada por la cual compartimos nuestra información.

La segunda es la que tiene mayor relevancia con la formación consciente de nuestro “yo” digital, porque esos son los vestigios que podrán reconstruirnos en el futuro.

Explico.

Sostengo que en algunos años podremos ser reconstruidos “virtualmente” a través de toda la información que refleja nuestra forma de ser y pensar.

Estoy convencido de que en algunas décadas nuestros hijos o nietos podrán “cargarnos” en formato de aplicación en sus móviles o equivalentes.

Muy probablemente la reconstrucción digital de algunos de nosotros estará interactuando con nuestros seres queridos.

Para ponerlo en contexto, imagina cuánto darías por traer en tu móvil la reconstrucción digital de un ser querido con el cual pudieras dialogar sobre lo que te pasa en el día con día.

Es cuestión de poner atención sobre esto que te vengo compartiendo para que te des cuenta de que hay más información y experimentos en este sentido.

Por ejemplo, te recomiendo “Be Right Back” o “Vuelvo enseguida” el primer episodio de la segunda temporada de la serie de ciencia ficción Black Mirror, es como anillo al dedo de lo que aquí he abordado.

Para mí todo esto es una realidad que ya está gestando entre nosotros, tal vez más adelante aborde lo que yo que estoy haciendo al respecto.

Por cierto, te invito a seguir mis transmisiones diariamente alrededor de las 20:00 horas, en el contexto de #Poesíaalasocho, a través de Facebook: AbelPerezRojas2 y Sabersinfincom.

Te espero.

Abel Pérez Rojas (@abelpr5) es escritor y educador permanente. Dirige Sabersinfin