El tiempo tiene un carácter irreversible
que da consistencia a las cosas
y sentido al gran caos.

Abel Pérez Rojas.

La poesía –y por extensión el arte– permite experimentar vivencias que de otra manera no sería posible, por ejemplo, vivenciar la reversibilidad del tiempo.

A través de unos versos podemos imaginar, sentir y comunicar para guiar, provocar e inducir a las personas para que reproduzcan en su ser situaciones de todo tipo.

Pablo Neruda da un ejemplo al referirse a la sed, a través de su poema Sed de ti:

Por eso eres la sed y lo que ha de saciarla…

Cómo si hasta mis huesos tienen sed de tus huesos…

La boca tiene sed, para qué están tus besos…

De sed. Sed infinita. Sed que busca tu sed…

 

Miles de poemas nos llevan a vivir la otredad y la exposición a lo ajeno. A través de la poesía podemos viajar a otro planeta y al centro del Triángulo de las Bermudas, escuchar la voz de los muertos y de los oprimidos, explorar el corazón del ser amado, perdonar y recibir compasión, en fin, no hay límite. He ahí parte del poder de la poesía, que sana, forma y humaniza.

Vestir tu piel

hasta que sea una con la mía,

dermis que encierra el secreto,

misterio de decir y hacer así las cosas…[1]

 

Por lo anterior, quienes se mantienen ajenos a la poesía se privan de sus bondades y sus efectos.

Por ejemplo, incursionar en lo que da consistencia a las cosas y las situaciones: la irreversibilidad del tiempo.

Reflexionemos al respecto para contribuir al hemisferio izquierdo lo que el derecho asume como una realidad.

Podemos jugar con el tiempo de múltiples formas, podemos propiciar que cada instante sea diferente, de tal manera que éstos se conviertan en una experiencia personalísima; diferente uno de otro y muy particular por la huella que dejan los fenómenos durante cada lapso.

Pero el tiempo tiene un carácter irreversible que da consistencia a las cosas y sentido al gran caos, es decir, en cierta forma la irreversibilidad del tiempo da orden al caos, al menos en esta tercera dimensión, y siempre dejando abierta la puerta a nuevas posibilidades que muchos antiguos daban por hecho, y que, hoy día, las ciencias han visibilizado al menos teóricamente, pero con avances continuos de laboratorio[2].

La vida es posible gracias a la sucesión compleja de los fenómenos, sucesión que en su funcionamiento interno es –¡vaya paradoja!–, cronométrica[3] .

Así, lo armonioso, geométrico, estable; convive, crea y construye con lo discordante, impreciso e inestable. En ese sentido, todas las múltiples posibilidades que hacen palidecer la simple variante de los opuestos, conviven y generan la realidad que conocemos y desconocemos, gracias a la irreversibilidad del tiempo.

Sabemos que somos polvo, pero polvo consciente en forma humana que va más allá de ser un cúmulo granuloso, precisamente porque la irreversibilidad del tiempo no nos desintegra y no nos regresa a nuestro estado primitivo.

Como polvos conscientes nos aventuramos a conocer y a ser, de tal manera que en dicho lance expandimos nuestra conciencia y la colectiva.

En esa dirección regreso a lo que hemos dicho al inicio, la poesía es arrojo en medio de este mar de múltiples oleajes y profundidades.

La poesía es átomo, pasaporte, tabla de surf para transitar por todo esto.

La poesía siempre abre la puerta para recrearnos y entrar al corazón de la poiesis, con ello, la posibilidad de crear estados emocionales, mentales y espirituales en torno al tiempo, y a múltiples posibilidades, inclusive a la reversibilidad del tiempo o a otros tantos fenómenos que, filosóficamente es complicado abordar.

Se pueden explicar muy constreñida y generalizadamente como construcciones mentales, pero con ello solo se obvia el entramado que está detrás.

Tomo unos versos de Tiempo sin tiempo de Mario Benedetti, como bocanada de aire y nota musical:

…cándido tiempo

que yo no puedo abrir

y cerrar

como una puerta

 

…vale decir preciso

o sea necesito

digamos me hace falta

tiempo sin tiempo.

 

Es evidente la irreversibilidad del tiempo y como contraposición a ello es factible imaginar la reversibilidad del tiempo, pero el tiempo sin tiempo, solo es posible imaginar y vivir a través de la profunda meditación, la contemplación y, por supuesto, las imágenes literarias de los poetas, en este caso de Benedetti.

Como si fuéramos espectadores vemos el fenómeno cronológico en una especie de pantalla gigante, así, y desde ahí, pareciera que hablamos de todo lo que hasta ahora hemos abordado, pero Eduardo Galeano nos recuerda que no solo somos visores, al menos en su poema Tiempo que dice, nos exhibe como actuación, guion y actor:

De tiempo somos.

Somos sus pies y sus bocas.

Los pies del tiempo caminan en nuestros pies.

A la corta o a la larga, ya se sabe, los vientos del tiempo borrarán las huellas.

¿Travesía de la nada, pasos de nadie? Las bocas del tiempo cuentan el viaje.

 

Claro, también somos tiempo y el tiempo es lo que es, en gran medida porque lo hacemos nuestro, pero dicho de otra manera y, por supuesto poéticamente en mis propias palabras: somos tiempo consciente mirándose al espejo.

Roger Wolfe, uno de mis poetas favoritos, dice en su poema El vaso:

Siéntate

a la mesa.

Bebe un vaso

de agua. Saborea

cada trago.

Y piensa

en todo el tiempo

que has perdido.

El que estás perdiendo.

El tiempo

que te queda por perder.

 

Reproduzco en mi mente el acento y la cadencia de Roger Wolfe, me repongo de la belleza de sus letras y me pregunto desde la perspectiva del tiempo: ¿qué es la mesa?, ¿qué es el vaso de agua?, ¿qué es el agua?, ¿qué es cada trago?, ¿tiempo perdido?, ¿se puede perder tiempo o solo esto es visible a la luz de la vida y la muerte?, ¿quién soy yo en medio de este corte transversal con miras longitudinales de Wolfe?

Quizá con el pensamiento alterado y las emociones revueltas por el punch del inglés radicado en España, me atrevo a empezar a cerrar el artículo sintetizando muy dictatorialmente algunos aspectos de lo aquí abordado.

La poesía permite explorar todo lo existente e inexistente, también lo cotidiano, por ello hacer y leer poesía es formativo y educa.

Quien se prende a la poesía transita en el tiempo, comprueba la irreversibilidad del tiempo y experiencia –en una especie de autoengaño–, la reversibilidad de éste.

Nos consolidados y maduramos en la medida que podemos incorporar todo esto a nuestro ser.

Para concluir, agregando que sí está en nuestras manos modificar las experiencias del pasado y la prospectiva del futuro, a partir de vivir conscientemente el presente, dejo estos maravillosos versos de Jorge Luis Borges, del poema Con el tiempo te das cuenta:

Después de un tiempo, uno aprende la sutil diferencia

entre sostener una mano y encadenar un alma.

Y uno aprende que el amor no significa acostarse,

y que una compañía no significa seguridad,

y uno empieza a aprender…

 

Que los besos no son contratos y los regalos no son promesas,

y uno empieza a aceptar sus derrotas con la cabeza alta

y los ojos abiertos,

y uno aprende a construir todos sus caminos en el hoy,

porque el terreno de mañana es demasiado inseguro para planes…

y los futuros tienen su forma de caerse por la mitad.

 

Y uno aprende que si es demasiado

hasta el calor del sol puede quemar.

Así que uno planta su propio jardín y decora su propia alma,

en lugar de que alguien le traiga flores.

 

Y uno aprende que realmente puede aguantar,

que uno es realmente fuerte,

que uno realmente vale,

y uno aprende y aprende… y así cada día…

[1] Pérez Rojas, Abel. <<Reminiscencia pagana>>. Consultado el 14/05/2022 en: sabersinfin.com/poemas/poemas-para-reflexionar/3471-reminiscencia-pagana

[2] Por ejemplo, en el 2018, a partir del efecto Quantum Hall, planteado por Klaus von Klitzing, investigadores de la Universidad de Birmingham estudiaron la posible cuarta dimensión, siendo ésta de tipo sintético; correspondiente a un átomo que se encuentra en distintos estados internos. Lo anterior después de estudiar la resistencia eléctrica a temperaturas muy bajas y bajo un enorme campo magnético. <<Ciencia: vivimos en la tercera dimensión, ¿cómo se vería la cuarta dimensión>>. Kiko Perozo. Consultado el 14/05/2022 en: fayerwayer.com/2020/10/ciencia-tercera-cuarta-dimension

[3] En el sentido de engrane, embalaje y maquinaria que funciona con exactitud, y también en lo referente al arte y ciencia de la medición del tiempo en segundos, minutos, horas, días, etc.

Abel Pérez Rojas (abelpr5@hotmail.com) es escritor y educador permanente. Dirige Sabersinfin.com