Por Ruby Soriano

A todos nos cambia la vida en segundos, sin embargo, hay quienes enfrentan estos cambios como un verdadero reto de vida. Esto le ocurrió a Ricardo quien tras sufrir un infarto cerebral, quedó inmovilizado del lado derecho de su cuerpo.

A más de ocho años de esa tragedia y a sus 40 años, conduce con una sola mano su auto, dando servicios de Uber.

Su condición la reinventó en una oportunidad para ser productivo y tener las herramientas para dar un servicio a quienes quieran contratar sus servicios.

Seguramente su caso se multiplica a la hora de mirar de cerca lo que una persona con discapacidad tiene que enfrentar diariamente en una ciudad como Puebla, donde la simulación y el bien común de las buenas conciencias se convierte en el gran espejismo para grupos vulnerables.

Cuando Ricardo llega al centro histórico, no sólo lidia con el tráfico, también con la búsqueda interminable de esos lugares reservados para personas con discapacidad que escasean o simplemente desaparecen porque son invadidos con toda impunidad por la irresponsabilidad ciudadana y el desinterés de las autoridades.

Los parquímetros resultaron ser otro tormento para personas como Ricardo quien tan sólo caminar metros para cargar saldo o pagar el cajón de estacionamiento, le resulta toda una proeza tomando en cuenta la inmovilidad de una de sus piernas.

Como si esto no bastara, parece que el Ayuntamiento de Eduardo Rivera ahora les vuelve a poner el pie a las personas con algún tipo de discapacidad, pues basta recorrer varias calles céntricas para observar las excavaciones que se están haciendo en algunas esquinas.

Los vecinos comentan que se les dijo se colocarán jardineras, sólo que el detalle es que la mayoría de ellas, serán instaladas en los lugares que habían sido designados para las personas con discapacidad.

Vaya incongruencia e indolencia del Edil cuya planeación y mejora urbana huele a negocio pre-electoral.

Pues tal y como se estila en los gobiernos, ya iniciaron desde ahora el año de “Hidalgo” donde hay que empezar a facturar en lo se pueda, simulando fachada urbana o lo que se les ocurra con tal de buscar el sobreprecio y las facturas a modo para empezar el ahorrito.

Que los grupos vulnerables se borren porque primero están los negocios y las aspiraciones del panismo gobernando para hacer lo que los poblanos hoy miramos: Negocios y más negocios.

Así que si usted tiene alguna discapacidad y pretende ir al centro de Puebla para estacionarse en las principales calles, olvídelo porque ya desaparecieron los cajones para dar paso a tierra y hoyos.

La incongruencia de cada trienio excede la denigrante ambición de justificar gastos que se disfrazan de la vaquita del edil en turno, para fondear sus sueños de continuidad con el hueso político.

Dudo que su desfachatez los pueda redimir.

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