¿Cómo pretender liderar a Morena Puebla cuando te pasaron 120 mil votos como aplanadora?

Es la pregunta que le hacemos a Claudia Rivera quien aún no asume sus responsabilidades en una derrota estrepitosa que hace meses estaba más que cantada.

Mi querido amigo, el consultor político Alfredo Dávalos creo una definición muy ad hoc para todos aquellos personajes que como rémoras sucumben a los suelos del poder para hablarle al oído a aquellos políticos soberbios. Los llamó “los alejos”, personajes de ínfima creatividad, carencia de sentido común, ética y sobre todo ausencia de honestidad para decirle al gobernante o candidato en cuestión sus verdades sin filtros.

Cuánto daño le sigue haciendo a Claudia Rivera ese primer círculo de cercanías donde su vocera Magaly Herrera sin experiencia en la operación de campañas políticas, porque nunca la vimos como estratega, fue reportera y recadera de un ex gobernador, pero a eso se resume su vasta experiencia.

Un gurú de cuarta deformación como Roberto Zataraín que se hackeó su propia inteligencia porque los consejos a su novia y todavía presidenta municipal, derivaron en un desastre.

Andrés García Viveros un malandrín a ras de suelo y con alma morenovallista que se coló a la antesala del poder, con el único mérito del servilismo.

Leobardo Rodríguez un ex panista de clóset que alude con su labia a los viejos líderes que hablan sin decir absolutamente nada.

Todos ellos se asumen como los “alejos” de Claudia Rivera Vivanco a quien le hablan al oído para seguir repitiendo mentiras que envalentonan a una mujer que hace mucho dejó de representar a las mujeres de Morena en Puebla, y sino pregunten no a las que están en el Ayuntamiento o viven de un sueldo gracias a Rivera Vivanco, hay que cuestionar a las jóvenes mujeres que siguen en un movimiento y que están decepcionadas frente a los excesos de quien representaba la legitimidad de esas bases forjadas desde lo popular.

Por otro lodo surge el inefable Gabriel Biestro a quien el karma le volteó una verdadera bofetada para bajarlo de delfín a simple topo de alcantarillas electorales, desde donde movió el lodo y estiércol contra su ex amiga Rivera Vivanco.

Ahora como si la amnesia lo hubiera invadido olvida sus arranques de soberbia, sus excesos como Presidente de la Junta de Gobierno en el Congreso del Estado y todas las irregularidades que avaló desde el interior de Morena con el único afán de ser el beneficiario de una candidatura que nunca llegó a sus manos.

Y es que Morena no pudo librar esa maldición gitana al terminar en manos de “Viruta y Capulina” dos cómicos no de cuarta sino de quinta, tales como Edgar Garmendia y Carlos Evangelista que en lo primitivo de su actuar evidenciaron sus ansias de saber qué era el poder para poder.

Definitivamente en Morena tienen un reto titánico para reconstruir no sólo un partido, sino todo un movimiento que en Puebla refleja fisuras que alertan derrumbes importantes.

Mirar adentro de Morena e ir a las bases no estaría mal para definir rupturas definitivas que libren a la cuarta transformación poblana de dos impresentables como Claudia Rivera Vivanco y Gabriel Biestro Medinilla.

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