La política poblana tiene un tinte bizarro que nos coloca como una de las entidades donde “los odios y enconos” del poder trasmutan en decisiones gubernamentales, que en la mayoría de las ocasiones han terminado en acérrimas persecuciones y encarcelamientos.

La verdad es que los odios de nuestro gobernador Miguel Barbosa son de campeonato a la hora de arremeter contra todos aquellos que tuvo en la palma de su mano, consintiéndolos y levantándoles la mano para alentarlos en todo tipo de aspiraciones y negocios.

Y es que nuestro mandatario emula a su Mesías nacional (AMLO) quien no admite diferir en opiniones y voluntades.

En Puebla se gobierna con y para Barbosa pues si lo señalas entonces te colocan en el frente enemigo.

La suma de perseguidos, indiciados y amenazados en Puebla sigue creciendo a la par de un gobierno errático coludido con los arrastrados y serviles voceros del poder, que en mancuerna con los mayordomos de la comunicación sólo obedecen y replican las versiones urdidas desde Casa Aguayo para difundirlas a manera de columnas y reportajitos que avergüenzan, pues muchos ya perdieron las formas para dar paso al desquite del embute anual.

En esta saga de un gobierno especialista en alimentar los odios hacia quienes considera “traidores” está inmersa una Puebla donde no hay un solo personaje que podamos rescatar de este lodazal en el que se revuelcan esas figuras que hasta hace nueve meses pasaban a Casa Aguayo a besarle el pie a Barbosa.

En la política no sólo hay un vacío de honestidad, podemos decir que hay una total ausencia de dignidad.

En este gobierno se ha perseguido a políticos, periodistas, empresarios y podemos decir que las vendettas no responden a una aplicación de la ley, sino son una consecuencia de los odios, enconos y venganzas del hombre que ostenta el máximo poder en Puebla.

Para infortunio de los poblanos es cada vez más difícil hablar de autonomías en nuestra entidad, donde el resto de los poderes del estado están doblados frente al dedo flamígero de quien busca venganza si considera que sus vasallos lo traicionan.

El ejemplo más reciente lo hemos visto en los últimos días con el escándalo desatado tras la renuncia de Héctor Sánchez a su magistratura.

Vaya lluvia de ataques e historias de poder que se han forjado detrás de este personaje que por supuesto, no es ninguna víctima. Pues si bien hoy está del lado de los perseguidos, hasta hace muy poco, aspiraba tanto que le quitaron el aire de un golpe y porrazo, para recordarle la fragilidad de su poder.

De qué tamaño será el temor hacia el gobernador Barbosa que, pese a la caída de este personaje, su pareja, la diputada local Mónica Silva le sigue besando la mano al gobernador al no desaprovechar ni un segundo de sus videos promocionales sobre primer informe legislativo para lanzar loas y verborrea a favor del perseguidor de su pareja.

Este es el nivel de una política poblana que nunca cambió.

Los personajes de hoy, son odiadores del ayer que criticaron la persecución de esa negra etapa en Puebla llamada morenovallismo pero que hoy se renueva con nuevas formas de hostigamiento y persecución, en algo que ya etiquetamos como Barbosismo primitivo, así de simple.

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