Triste, cabisbajo, despreciado, ignorado, soportado, Luis Miguel Barbosa fue un anfitrión ficticio de la visita del Presidente Andrés Manuel López Obrador. El cubrebocas se llevó los comentarios mediáticos y fue nota nacional, notorio pero lo menos trascendente.

En el otro polo, alegre, empoderada, segura, Claudia Rivera lució como la verdadera anfitriona.

El lenguaje corporal y facial de ambos, Luis Miguel y Claudia, es elocuente en la visita presidencial. No oculta situaciones, rebasan descripciones.

El acontecimiento, la presencia de Andrés Manuel, fue la culminación de una estrategia que rinde frutos. Así lo trabajó Barbosa; así lo vive ahora.

Pésimo general, abrió varios frentes de batalla: BUAP, UDLA, Alfonso Esparza, Luis Ernesto Derbez, Claudia Rivera, Consorcio Universitario, educación privada de todos los niveles, políticos que no comparten su “proyecto”, empresarios, líderes y militantes de Morena, “su” partido.

Pareciera ser que nunca leyó El Arte de la Guerra. Púberes de la política aplican las reglas del manifiesto, él no:

“Nunca se debe atacar con cólera y con prisas. Es aconsejable tomarse tiempo en la planificación y coordinación de un plan”
“Deja que tus planes sean oscuros e impenetrables como la noche, y cuando hagas tu movimiento, golpea como el rayo”

No hace caso de asesores. Actúa con soberbia penetrada con una buena dosis de desprecio y mal humor.

La visita de Andrés Manuel es el punto de quiebre, ha sido precedida de varios acontecimientos que han minado y reducido la “fortaleza” política del gobernador poblano:

1. Ricardo Monreal apoyó a descontentos contra la Ley de Educación: “… no refleja el espíritu de la Ley General de Educación que aprobamos hace unos meses en el Congreso de la Unión”, dijo y abundó “…ni estamos de acuerdo en que se violenten derechos de las instituciones privadas …”. Por si hubiera duda insistió, se trató “una armonización indebida” por parte del Congreso local en Puebla …”.
2. Comisión Nacional de Honestidad y Justicia de Morena, “su” partido, ha abierto un proceso de oficio en su contra por la referencia a las novias que se van con el novio y se registran como secuestros.
3. Alejandro Rojas Díaz Durán ha abierto fuego en contra de Yeidckol Polevnsky y Miguel Barbosa exigiendo que se les cite a la CNHJ porque “ellos sí han ofendido a millones de mexicanos”. Exigió además la revocación del mandato de Barbosa.
4. Las renuncias de Catalina Aguilar Oropeza y Jorge Humberto Uribe Téllez, de la subsecretaría de Violencia de la secretaría de Igualdad Sustantiva de Género y de la secretaría de Salud, cuando la violencia de género y feminicidios además del COVID-19 estaban a la alza ante la visita presidencial y convirtiendo a Puebla en líder nacional de los dos fenómenos.
5. Las encuestas, todas, con diferentes metodología e intereses, lo colocan como uno de los dos peores gobernadores del País, atendiendo a las muestras de ciudadanos que fueron consultados.
6. La ausencia de liderazgos que unifiquen y presencia de actitudes que dispersan en Morena Puebla, cuando las reglas de la política obligan a que el gobernador sea quien ejerza el liderazgo y abone a la unidad.
7. Inseguridad, asesinatos, feminicidios, robos, desempleo, crisis, aunque sostenga lo contrario en declaraciones públicas.
8. Grave ausencia de una estrategia de largo plazo con el periodismo nacional y local o preñada con los viejos criterios de garrote, dinero y descalificación.

Estos, los ocho, fenómenos o situaciones locales y nacionales, que colocan la presencia política de Luis Miguel Barbosa en un mal momento.

Mala, pésima semana, que reúne lo construido en 10 meses.

Más lo que se sume.

Y lo que viene.

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Luis Enrique Sanchez Fernández es periodista; ha escrito para impresos en papel, radio, televisión y portales digitales. Es universitario, historiador y cronista.