Luiz Inácio Lula da Silva, expresidente de Brasil, abandonó este viernes la prisión en la que estaba detenido desde hace 19 meses, luego de que un juez ordenara su liberación tras considerar el decreto del Tribunal Supremo que estableció que los condenados sólo entrarán a prisión cuando la sentencia sea firme.

A su salida el expresidente acusó al sistema judicial de criminalizar a la izquierda.

El expresidente había sido detenido el pasado 7 de abril de 2018, cuando se entregó voluntariamente para enfrentar una condena de 12 años por un caso de corrupción.

Aunque el exmandatario había advertido que el proceso carecía de pruebas concretas, optó por entregarse al advertir que él no estaba por encima de la justicia.

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Antes de su salida se colocó un escenario frente al edificio del cual sería liberado después de 580 días en prisión. Fue ahí donde da Silva dio su primer discurso como hombre libre:

“Queridos compañeros y queridas compañeras: no puedo expresar lo que significa estar aquí con ustedes. No pensé que podría estar aquí hablando con hombres y mujeres que durante 580 días gritaron ‘buenos días, Lula’, ‘buenas noches, Lula’, sin importar si llovía, si había 40 grados, sin importar si estábamos a 0 grados. No aprisionaron a un hombre. Trataron de matar una idea. Brasil no mejoró, Brasil empeoró. La gente tiene hambre. La gente está desempleada. La gente no tiene trabajos formales. La gente está trabajando para Uber –está entregando pizzas en bicicletas”.

Su liberación tiene fuertes implicaciones para Brasil pues la polaridad política sólo ha aumentado desde el gobierno de Bolsonaro.

La liberación de Lula da Silva fue aplaudida y celebrada por políticos y figuras internacionales, quienes consideran que su encarcelamiento fue un proceso judicial arbitrario, y es que, por las investigaciones iniciadas en 2014, se le acusó y condenó bajo la ley de 2010.

Tras su liberación Lula se dijo dispuesto a seguir luchando.

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Lula estuvo al frente de Barsil de 2003 a 2010, y dejó el cargo con un alto índice de popularidad gracias a las políticas sociales que sacaron a millones de personas de la pobreza, pero sus críticos dicen que arruinó el país al permitir que la corrupción prosperara.