Inédita, histórica, única, contagiosa, emotiva, por decir lo menos, son algunas de las referencias de la Mega Marcha Universitaria 5M

150 mil universitarios, que ocuparon toda la 14 Oriente hasta su encuentro con la bifurcación de la 18 Oriente, en el encuentro con la 24 Norte. De ahí, pasando por Casa Aguayo, hacia el sur por el Bulevar 5 de Mayo hasta el Centro Escolar Niños Héroes de Chapultepec. Y estáticos por la Juan de Palafox y Mendoza, sin poder avanzar, ocupados en la exigencia por una mejor ciudad.

Estudiantes marchando por las calles, con reglas claras y precisas: no a la violencia, el desorden, la provocación, los desmanes; profesores universitarios impedidos para marchar con los contingentes pero acompañando desde las orillas; padres de familia en las banquetas que apoyaban con cartulinas y frases de aliento; automovilistas que en pleno apoyo y al ritmo de las bocinas festejaban la expresión universitaria; ciudadanos que surtieron con agua los diferentes recorridos; comerciantes que obsequiaban sus productos a los estudiantes; restauranteros que ofrecían comida rápida; en fin, una expresión pocas veces vista.

Todos orgullosos de participar con su particular expresión.

Nunca esa cantidad de universitarios. Nunca la comunión entre más de 30 universidades. Pocas veces la sociedad volcada en el apoyo sin condiciones.

Una Mega Marcha Universitaria nunca vista.

los códigos cambiaron.

Los recursos de protesta de hace 60, 50, o 40 años, quedaron en el pasado.

Palos, piedras, tubos, macanas, boxers, mentadas de madre, ofensas, diatribas, descalificaciones sin sustento, brillaron por su ausencia. Se ocultaron. La palabra y la actitud, suficientes para convocar y representar a una sociedad que padece.

Orden, disciplina, propuesta, convencimiento, ocuparon su sitio.

Sí fue la protesta por el asesinato de tres universitarios; pero aún más, fue la cobertura para rechazar los asaltos, linchamientos, violaciones, asesinatos, feminicidios, huachicoleros, robos, desempleo, maltrato, omisiones del poder.

En la Mega Marcha se concentraron, los temores, las protestas, el valor, de una sociedad cansada y herida, ofendida y abandonada.

Si hubo provocadores, encapuchados, bandidos que pretendieron minimizar la riqueza del Movimiento; no tuvieron éxito. La fortaleza de universitarios los venció.

De la rencilla entre un gobernador y un rector, las circunstancias escalaron varios niveles: el descontento y la protesta, la suma del conocimiento, la congruencia de las universidades, la voluntad de la sociedad, la protesta por la ausencia de valores y códigos de respeto y la exigencia de solución a los problemas que vive y padece la sociedad.

Por eso, por lo anterior, no puedo compartir el retorno al ras de suelo: las palabras de despedida del Gobernador cuando terminó de hablar con los pocos estudiantes que lo escucharon tras la valla metálica: 

Yo celebro que los jóvenes se organicen, celebro una universidad pública viva, ¡viva! no controlada, no manipulada, ¡viva!

El retorno a las catacumbas.

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Luis Enrique Sanchez Fernández es periodista; ha escrito para impresos en papel, radio, televisión y portales digitales. Es universitario, historiador y cronista.