En lo más luminoso / —en el fondo del sanctosantorum— /
del altar en el que oficias: / un lecho hirviente /
sin remordimientos, / sin censura / y sin ropas.

Lecho hirviente. Abel Pérez Rojas

Perfume y fuego es el primer poemario erótico de próxima aparición de Salvador Calva Morales (Puebla, Puebla, México. 1944), en el cual vale la pena detenerse para reflexionar en torno a diferentes tópicos que escapan a nuestra mirada por estar tan distraídos en el trajín adormecedor del día con día.

Perfume y fuego bien pudo llamarse Proclama y lava, Proclama en la médula, Anuncio a los cuatro vientos o Pregón sin freno; porque es tal la valentía y sinceridad que asume Calva Morales para desnudar su alma frente al lector, que, no cualquiera lo hace, porque en el fondo nos sentimos débiles ante al juicio severo de la masa que está ávida de señalar cualquier detalle de quien sea, y si se trata de un líder, lo hará más.

hoy les digo / que las amo a todas / porque el corazón / no tiene límites / porque a cada una / las veo en todas / musas inspiradoras / las deseo a todas / sí / a todas / porque todas son una / porque con una no es suficiente / porque ustedes me dan vida / y yo / humildemente / también les doy vida[1]

Acudo a la puntualización del brillante Gabriel Vieira (Montevideo, Uruguay. 1956) para hacer visible que el nombre es virtud en el caso de Salvador –Salvador es “quien salva” o “que salva”–, por la larga lista de animales que curó y mantuvo con vida a través de todas las décadas como médico veterinario, y por las incontables personas a las que ha ayudado.

En Perfume y fuego es Salvador Calva quien se ayuda a sí mismo en primera instancia. Rompe con su costumbre, mejor dicho virtud, de ayudar al otro, para prestarse auxilio a sí mismo, pues grita –como quien lo hace para exteriorizar algo que de no hacerlo explotaría–, revelaciones y confesiones que punzan las creencias de muchos, por ejemplo, el erotismo en una persona, y que, son poco visibles para muchos, como la vida sexual activa de una persona que está cerca de los ochenta años de edad.

con un beso te muerdo / tus pechos son míos / tu entrega sin igual / orgasmos a la par / … / orgasmos por siempre / nuevos como antaño / juntos vivirlos / continuo placer / infinito suspiro[2]

Salvador Calva aborda la sexualidad, los apetitos carnales y las fantasías sensuales desde la experiencia y mirada de un hombre que ha visto mucho; lo hace no como un rico pasado digno de ser transmitido, sino de un presente que lo mantiene muy activo.

hermosa dama / más de mil horas ya contigo / y más de doscientas horas / dejando mi amor en tus entrañas / anidando tu corazón en el mío / que se rinde totalmente correspondido/ … / como ayer / hoy tú y yo / empeñados por el encanto de ser / continuamos en el deleite de tenernos / de sabernos y sentirnos / Melany / más de mil horas ya contigo / tiempo que parece un chasquido / y doscientas horas / de morir en ti y contigo[3]

Conforme se adentra uno en Perfume y fuego, queda claro que no se trata de un poemario erótico común.

Es más que eso, mucho más.

El lector confirma que, en efecto, se trata de una especie de proclama combinada con testamento voluptuoso del autor.

Calva Morales asume en el trasfondo de su trabajo literario que Cronos nada perdona, por eso él nada se guarda, nada se reserva, ni calla, ni oculta, ni lo niega, ni se lo llevará.

Sabiéndose alfa, Salvador se echa a cuestas sus primeros cincuenta poemas y atraviesa desnudo la selva. No voltea, se sigue de frente, convencido de que no va solo, detrás de él van sus crecientes lectores que lo siguen confiando en la certeza de su olfato.

soy alfa / lo sabes / te sientes conquistada / lo ocultas / tiras tus prejuicios / te juegas todo / hueles mi deseo / te sientes presa / caes en mi red / luna llena / besos / deseo / chispas / fuego / soy alfa / lo sabes[4]

Con las preseas del éxito obtenido en tantos ámbitos tan disímbolos, ahora en la literatura, Calva pone el pie derecho e inmediatamente ya lo vemos trepando el obstáculo siguiente.

Salvador declama y actúa en Perfume y fuego, porque, por si fuera poco, es un poemario que contiene, a través de códigos qr, acceso a videos y podcasts para que los lectores experimenten una aproximación mayor con la obra.

Salvador lanza otra proclama: no solo sobreviví a las acechanzas provenientes de Wuhan, la transpandemia me ha hallado fuerte y más inspirado que nunca.

Remato diciendo que el poemario de Calva Morales son efluvios inspirados que evocan al perfume,  combinados a su vez con la consistencia del trabajo literario de un hombre que viene de la acción del mundo empresarial a la sutilidad de la poesía, fuego.

Salvador es tu nombre / todos y cada uno de tus bendecidos / lo recuerdan / sin embargo / la soledad te acompaña / te aconseja y cobija / gracias a ello / más grande eres /para salir al día / y ayudar una vez más / así eres amigo mío / si me lo permites / de ahora en adelante hermano[5]

Estoy convencido que la presentación de Perfume y Fuego (16 de junio, 18:00 horas, Av. Juárez 2720. La Paz. Puebla, Pue.), será exitosa y el preámbulo de más poesía erótica de mi amigo Salvador Calva Morales.

[1] Las amo a todas. Perfume y  fuego. México, 2022. Sistema Universidad Mesoamericana. Pág. 22

[2] Magdala. Ibíd. Págs. 82 y 83.

[3] Melany. Ibíd. Págs. 47 y 48.

[4] Alfa. Ibíd. Pág. 76.

[5] Poema a Salvador Calva Morales. Pérez Rojas, Martín. Ibíd. Pág. 16.

Abel Pérez Rojas (abelpr5@hotmail.com) es escritor y educador permanente. Dirige Sabersinfin.com