Ser poeta es algo profundo, es ruta de liberación y por ello,
está de por medio la existencia. Es, en otras palabras, filosofía de vida.
Abel Pérez Rojas

Hay lecturas que son imprescindibles, en cuanto a poesía se trata, Cartas a un joven poeta de Rainer Maria Rilke es una de ellas;  porque en diez misivas escritas por éste y dirigidas a Franz Xaver Kappus, hay una visión profunda que todo aquel que aspire o se asuma como poeta debe saber.

Las diez cartas fueron escritas por Rilke entre 1903 y 1908, surgen del ávido interés de Kappus de obtener una crítica sobre su obra poética, a fin de saber si está caminando en dirección correcta.

Pero a cambio, Rilke detona una serie de respuestas profundas que han trascendido al tiempo y constituyen una fuente reflexiva de incalculable valor.

El prefacio de la obra fue escrito en Berlín, en junio de 1929; en el apartado Kappus sintetiza los alcances de las misivas de Rilke:

Valen por el conocimiento de ese universo en el que Rainer Maria Rilke vivió y creó. Valen para los que crecen y se forman y para quienes se formarán mañana.

Por ahora solo me detendré en la primera de las cartas fechada en París, el 17 de febrero de 1903.

En esa primera epístola Rilke dice que sus aportes no son desde la crítica, pues ésta generalmente conduce a malos entendidos sino desde esa región inexplicable de la creatividad.

Rilke encara lo que todo aspirante a poeta generalmente se pregunta: ¿Son buenos mis versos? ¿Son de calidad mis poemas?

Quien es considerado uno de los mejores poetas alemanes responde:

Usted pregunta si sus versos son buenos. Usted me lo pregunta. Ya lo ha preguntado a otros. Usted los envía a revistas. Usted los compara con otros poemas y usted se alarma cuando algunas redacciones descartan sus ensayos poéticos. En lo sucesivo (ya que me permite aconsejarlo) le suplico renuncie a todo eso. Su mirada está dirigida hacia afuera; sobre todo, es lo que debe evitar en lo sucesivo.

Rilke es frontal, lo externo, lo de afuera distrae, se pierde tiempo comparando la obra propia con la de los demás. En síntesis, poesía no es algo exotérico (lo de afuera), sino lo interno e íntimo, lo esotérico.

En el siguiente párrafo de esa primera carta Rilke no deja duda alguna de la ruta esotérica del poeta:

Nadie le puede dar consejo o ayuda. No hay más que un solo camino. Entre en usted mismo, busque la necesidad que lo obliga a escribir: examine si sus raíces penetran hasta lo más profundo de su corazón.

Examinar el origen y la fuente de la necesidad que se siente de escribir.

¿Escribo por cuestiones o razones profundas? ¿Escribo desde el corazón, desde la médula de mi ser o solo lo hago, como lo externa la sabiduría popular: de “dientes para afuera”?

Explorar el origen del por qué y desde dónde escribimos es, en realidad, un examen de consciencia. Ahí se planta Rilke, desde ahí interroga como fiscal frente a jurado:

Confiésese a usted mismo: ¿moriría si le estuviese vedado escribir? Sobre todo esto: pregúnteselo en la hora más silenciosa de la noche: “¿verdaderamente me siento apremiado para escribir?” Hurgue en sí mismo hacia la más profunda respuesta. Si es afirmativa, si puede enfrentar  una pregunta tan grave con un fuerte y simple: Debo, entonces construya su vida de acuerdo con esta necesidad.

Sí, en efecto, el camino del poeta, del verdadero aspirante, de quien no puede evadir siendo congruente con las respuestas a las preguntas de Rilke, es sin retorno, constituye una ruta de vida, es filosofía de vida. Es la vida misma.

Quien asuma con seriedad la poesía se inicia en el andar irrenunciable de la lírica, la lengua, el simbolismo y en los misterios de la poiesis y del Logos.

Rilke continúa hablando de la ruta del honesto y convencido aspirante a poeta:

Su vida, hasta en sus momentos más indiferentes, los más vacíos, debe convertirse en signo y testimonio de tal impulso.

Inevitablemente con esa frase me remonto a lo que he sostenido en artículos anteriores: el estado poético permanente (Sabersinfin.com 20/II/2022. Consultable en: https://www.sabersinfin.com/articulos/educacion/29237-que-es-el-estado-poetico-permanente-articulo-y-videos)

Entonces, acérquese a la naturaleza. Intente decir, como si usted fuera el primer hombre, aquello que usted ve, vive, ama, pierde. No escriba poemas de amor. Evite de inmediato los temas más comunes: son los más difíciles. Ahí donde las tradiciones se han manifestado seguras, numerosas, a veces brillantes, es donde el poeta debe aguardar la madurez de su fuerza.

Sin palabras me deja el camino que abre Rilke en la maleza: Intente decir, como si usted fuera el primer hombre, aquello que usted ve, vive, ama, pierde.

Leo esta frase hurgo entre mis poemas, trato de hallar aquellos momentos en los que me he sentido como el primer hombre –o al menos uno de los primeros–, escribiendo un poema sobre tal o cual tema.

Confirmo que la gran mayoría de esos momentos que la poesía me ha dado de felicidad radican en la novedad del enfoque, de la ilación de las palabras, del poder detonador de las figuras.

Rilke se refiere también a lo cotidiano, al poder inspirador de la cotidianeidad. Lo cotidiano tiene tal poder inspirador que si no lo vemos, no es responsabilidad atribuible a sí misma, sino al que ve:

Diga sus tristezas y deseos, los pensamientos que lleguen a su cabeza, su fe en una belleza. Diga todo esto con una sinceridad íntima, tranquila y humilde. Use para expresarse las cosas que lo rodeen; las imágenes de sus sueños, los objetos de sus recuerdos. Si su cotidianeidad le parece pobre, no la culpe. Cúlpese a sí mismo de no ser lo suficiente poeta para encontrar sus riquezas. Para el creador nada es pobre, no hay lugares pobres ni indiferentes.

Leer a Rilke me da certeza, confianza y contexto en mis búsquedas poéticas.

Si su cotidianeidad le parece pobre, no la culpe. Cúlpese a sí mismo de no ser lo suficiente poeta para encontrar sus riquezas; me remite sin desvío a lo que he escrito sobre la afirmación de que todo es poetizable (Sabersinfin.com 7/III/2021. Consultable en: https://www.sabersinfin.com/articulos/educacion/26364-todo-es-poetizable-porque-somos-poesia-articulo)

De lo cotidiano se puede hacer poesía, todo es poetizable, de todo se puede hacer poesía, porque nosotros mismos somos poesía moldeada en carne.

Y si de ese regreso a usted mismo, de esa inmersión en su propio mundo, vienen a usted los versos, entonces usted no soñará con preguntar si son buenos esos versos. No tratará de interesar a las revistas en esos trabajos, porque usted disfrutará como de una posesión natural, que le será querida como uno de sus modos de vida y expresión.

Hacer poesía genera un placer y goce totalmente propio e interno, el reconocimiento público es posterior. La fuerza viene de adentro de cada quien, lo público es accesorio.

A  veces pienso que incursionar en la poesía es como meterse a nadar a mitad del océano, hacerlo sin accesorios y de noche; porque son tan vastos sus dominios, son tantos los poetas que han escrito de casi todo, son infinitas las incursiones y las nuevas apuestas, que, lo mínimo que inspira todo esto es respeto.

Rilke va preparando el cierre de su primera carta con la siguiente recomendación:

…no tengo para usted otro consejo que éste: intérnese en usted, sondeé las profundidades donde su vida tiene su origen. Es ahí donde encontrará la respuesta a la pregunta: ¿debe usted crear?

Al leer esas líneas no dejé de pensar en un planteamiento básico que me apropié de la metodología de la investigación, en específico cuando se trata de justificar ésta: ¿qué se gana y qué se pierde de realizarse o no la investigación.

Hablando de poesía reformularía la interrogante, obviamente desde lo interno y oculto: ¿qué se pierde si no se escribe el poema? o ¿qué se gana gracias al poema?

La respuesta a si se debe crear no es cualquiera. Se trata de un grito profundo, un grito que de no emitirse nos enfermaría, nos ahogaría y nos colocaría a la orilla de la locura insana.

De esta respuesta recoja el sonido sin forzar el significado. Puede ser que el Arte os llame. Entonces, escoja tal destino, llévelo con su peso y grandeza sin exigir jamás recompensa alguna del exterior. Porque el creador debe ser todo un universo para sí mismo, hallar todo en sí y el fragmento de la Naturaleza a la que él está unido.

Quizá en medio de ese mundo aflore el Arte, si es así, habrá que seguirle, asirse a ese camino. Un camino sin retorno.

Podría ser que después de este descenso hacia sí mismo, en su soledad individual, debiese renunciar a convertirse en poeta (bastaría, considero, sentir que se puede vivir sin escribir para que haya que prohibirse la escritura). De cualquier modo, esta inmersión que pido a usted, no habrá sido vana. Su vida le deberá a ella sus caminos. Que esos caminos le sean buenos, felices y extensos, se lo deseo más de lo que sabría expresar.

Si el aspirante a poeta siente la necesidad solo de escribir en determinado estado emocional, en ciertas condiciones y circunstancias, entonces, puede dedicarse a otra actividad.

Es preferible que ocupe su tiempo en otras labores, porque la poesía es algo serio, algo tan profundo que está de por medio la existencia.

Un vistazo desde lo alto deja ver la riqueza de esta primera carta, reflexiones que nos llevan a ver inmediatamente por qué Cartas a un joven poeta de Rainer Maria Rilke es una lectura imprescindible para todo aspirante a poeta.

Termino complementando este breve análisis con algunos aportes retomados de mi artículo: La poesía es cosa seria (Sabersinfin.com 20/II/2022. Consultable en: https://www.sabersinfin.com/articulos/educacion/26158-la-poesia-es-cosa-seria-articulo):

  • La poesía no es algo que deba tomarse a la ligera, la poesía –aunque puede cobrar el cariz de lúdica– es cosa seria, no es cosa de juego.
  • La poesía es vital, porque es una vía para desfogar y desarrollar el potencial humano.
  • La poesía es ruta de humanización e implica un trabajo a conciencia, porque toca fibras muy sensibles.
  • Asumirse como poeta es una decisión de vida, no se trata de una pose, de una moda o conveniencia.
  • Hacer poesía y ser poeta implica dejar la comodidad. Es constante exploración y reinvención.
  • Ser poeta es algo profundo, es ruta de liberación y por ello, está de por medio la existencia. Es, en otras palabras, filosofía de vida.

 

¿Crees hacer poesía? como lo hizo Franz Xaver Kappus, pídele su opinión a Rainer Maria Rilke.

Abel Pérez Rojas (abelpr5@hotmail.com) es escritor y educador permanente. Dirige Sabersinfin.com