Para una sociedad con altos índices delictivos y de violencia diaria es mal síntoma habituarnos a los reportes diarios sobre asaltos, levantones, ejecuciones feminicidios y lo que se acumule.

2020 es un año donde la agenda prioritaria para nuestra entidad tiene que ser la voluntad de combatir el estallido de violencia con que estamos viviendo en los últimos meses.

La novatez no es un argumento que sirva a los gobiernos municipales y al estatal; tampoco sirve decir que quienes son detenidos “se andaban portando mal”.

Los gobiernos en Puebla están frente a una realidad cruda donde tienen que empezar a hablar de lo que realmente está sucediendo no sólo en las calles de la capital, sino en los principales municipios de la entidad donde diariamente hay reportes de actos violentos.

Tampoco podemos hablar de que nuestras autoridades han sido rebasadas, por supuesto que no, si ni quiera han metido las manos a la olla caliente donde saben que hay mucho por encontrar.

El reciente libro de la periodista Anabel Hernández, “El traidor, diario secreto del hijo del Mayo”, editorial Grijalbo, describe a detalle esa ruta del trasiego de droga desde las costas de Cancún y tomando la ruta del Golfo de México, pasando por Puebla.

¿Acaso quieren seguir vendiendo la idea de que con el cambio de mandos y color gubernamental, cambiaron las ligas de corrupción y soborno que alcanzan a las corporaciones policiacas en todos los niveles y que no excluyen al ejército?

Los actuales mandos gubernamentales se encontraron en Puebla con una mesa bien puesta para células delictivas, cuya operación no ha disminuido, por el contrario, se ha incrementado.

Seguramente el General José Alfredo González Rodríguez, titular de la XXV zona militar y el fiscal Gilberto Higuera tienen más que mapeada la logística de quienes no sólo pasan por Puebla, sino que se establecieron para operar en la entidad desde los puntos estratégicos.

La violencia en Puebla catapultó en cadena otros ilícitos como feminicidios, desapariciones forzadas y redes de trata.

La alerta de género sigue durmiendo el sueño de los justos. En tanto, cada vez son más las jóvenes que desaparecen, evidenciado la impunidad y vulnerabilidad.

Las redes de trata se han fortalecido y es francamente alarmante observar a las dos de la tarde en las principales calles del primer cuadro de la capital poblana, como la prostitución avanza dejando atrás lo que alguna vez se llamó las áreas de tolerancia.

Todos estos fenómenos, le han cambiado el rostro a Puebla en los últimos tiempos.

Del panismo con brotes tiránicos del morenovallismo, pasamos a las venganzas morenistas que francamente a los poblanos nos van y nos vienen, cuando los verdaderos hilos del poder y control no los tienen estos señores, sino los otros, los que están trabajando la delincuencia a todo lo que da con las redes de sobornos que mantienen hincados a los mandos policiacos.

Ojalá superemos los discursos estériles de embaucar a los poblanos llenándonos de impuestos, de actos de ornato, de partidas de rosca, de la destrucción de talavera fake o de más espectáculo político que en nada cambia nuestra dolosa realidad violenta, donde la mesa sigue en pie y bien puesta para los otros, los señores que mandan en el crimen organizado.

“Trabajamos para el Gobierno”, “El 99 % de la PGR es corrupta” frases acuñadas por El Mayo Zambada y dichas a su primogénito como lecciones de vida.

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