Gabriela tenía 13 años, su madre la abandonó, alguien en su escuela le hacía bullying, su tío y su primo abusaban sexualmente de ella, al final se suicidó.

Eso lo dejó escrito en su cuerpo.

Su madre le falló, su familia no la protegió, su escuela la ignoró.

Ni los programas ni las instituciones que debían protegerla llegaron a Tenango de las Flores, y tal vez a nadie le importó porque eso ocurrió el lunes 11 de junio.

Sr. Carrancá, ella se suicidó porque nadie la escuchó, ahora usted escúchela.

Que se investigue a los omisos y que los responsables paguen para que ningún menor se descubra tan indefenso e ignorado que decida suicidarse.