En esta época de pandemia una buena opción ha sido ver series en Netflix o Prime Video. He de confesar que mi nivel de ansiedad es un poco elevado, así que series muy largas me altera, por lo que solo veo algunas con un máximo 10 capítulos y si de pronto me resulta aburrida una parte voy adelantándole. Pero quiero recomendarles dos series que me encantaron, muy bien ambientadas, temas interesantes y sobre todo motivadoras.

Un juego de caballeros, es la historia de los orígenes del fútbol moderno, trasladando a los espectadores a la Inglaterra de fines del siglo XIX y a una narración que tiene como eje a dos personajes protagónicos. Ellos son Arthur Kinnaird (Edward Holcroft), el hijo de un barón y banquero, que se educó en el prestigioso Eton College  y Fergus Suter (Kevin Guthrie), un albañil que jugaba fútbol en su natal Escocia. Consta de 6 episodios, se inicia centrado precisamente en Suter, cuando viaja desde su natal Glasgow al condado inglés de Lancashire, en compañía de su mejor amigo Jimmy Love (James Harkness). Su destino es el poblado de Darwen, fue contratado más que nada por ser un excelente jugador de fútbol en la fábrica de tela de algodón de James Walsh (Craig Parkinson), quien además es la cabeza del equipo de fútbol de la localidad y que componen trabajadores de su empresa.

Si bien es el fútbol el eje del relato, este también permite conocer las divisiones sociales de la época y las historias personales de sus protagónicos. Como en el caso de Kinnaird, que debe probar a su estricto padre que es más que un jugador de fútbol.

Así, con una mezcla de deporte, historia y drama, esta serie te va envolviendo, con su narración y sus extraordinarias actuaciones. Es importante señalar que Julian Fellowes, creador de Downton Abbey, está detrás de esta maravillosa serie, juego de caballeros.

Y mi serie favorita al día de hoy, Gambito de Dama, la he visto 2 veces, claro con sus respectivos avances. La adaptación de la novela de Walter Tevis narra la vida de Beth Harmon, una niña que acaba en un orfanato tras el suicidio de su inestable madre, que también intentó acabar con ella en su hartazgo de la vida. En el orfanato descubre sus dos pasiones. Una de ellas es que el tablero de ajedrez es un mundo controlable, a diferencia de su vida, y que tiene un talento innato para jugar. La otra es que le encantan las pastillas tranquilizantes que le administran en la institución, llegando a desarrollar una dependencia muy fuerte que duraría hasta la adultez.  La serie consta de 7 capítulos, pero muy emocionantes, plasma todas las complejas situaciones a las que Harmon, interpretada por la bella actriz de nacionalidad británica-argentina, Anya Taylor-Joy vive en el transcurso de su vida, sus adicciones, sus miedos y su falta de empatía. Esta serie te deja la idea de que tu mayor enemigo puedes ser tú mismo, pero si trabajas en eso y aprendes que tú eres tu hogar, vas a poder permitir que las demás personas te conozcan y te amen.

Parte del éxito de la serie se debe a la ambientación de la época de los sesenta, desde el vestuario, pasando por el maquillaje y hasta los distintos escenarios. Si ya viste la serie y los looks de la protagonista te transportaron directamente a la época, podrás ver sus vestuarios de cerca, pues estarán exhibidos de manera virtual en el tercer piso del Museo de Brooklyn ambientado en una reconstrucción del patio de Bellas Artes. Si decides visitar la exposición, podrás ver los looks en 3D así como renders digitales que ofrecen una vista de 360º y detalles de cada una de las piezas.

Finalmente solo me queda decir que el éxito de la serie, está impulsando a muchos jóvenes a practicar esta disciplina (ajedrez), pues es una herramienta económica, práctica y de alto valor educativo.

Pues ya tienen dos recomendaciones ustedes tienen la última palabra. Espero sus comentarios a mi correo electrónico claudiamor_26@yahoo.com.mxy y en Twitter @claudiamor20