Y mientras allá a lo lejos, en Palacio Nacional el Presidente de México, Andrés Manuel López Obrador sigue ensalzando su discurso en todas direcciones contra la corrupción, en Puebla se vive la cruzada de las simulaciones.

En este plano donde todo es “presunto”, donde se dice, se comenta, se cuenta, donde la denuncia está muy lejos de señalar a quienes infringen las leyes a la menor provocación, las tentaciones del poder recaen en aquellos personajes que tal vez quizá a la menor provocación corran el riesgo de ceder o haber cedido ya a esos actos “impuros” e impunes que exhiben el doble lenguaje de quienes hoy están en varios frentes, manejando los delicados hilos del poder.

Licitaciones van y vienen, anuncios de reconstrucciones sacadas de la manga, presupuestos prefabricados, compras de insumos inútiles que terminarán en bodegas, enjuagues bajo el agua donde la feria de moches alcanzará a varios que puedan ser parte de una nueva mafia en el poder.

¿Qué pensará el Presidente de su cruzada contra la corrupción? Y es que Puebla es una ficha más del complejo rompecabezas en el que la Cuarta Transformación está haciendo de las suyas con personajes que se están sirviendo ya no con la cuchara, sino con el cucharón.

Algunos novatos que hasta hace meses eran imberbes alfiles de los liderazgos de Morena, hoy se pueden ver exhibiendo la opulencia; total para eso es el poder, estrictamente para “poder”, así de simple.

La inexperiencia de algunos se mezcla con el osado colmillo de los que arribaron fruto de las complicidades bien avenidas con otros partidos. Ellos llevan la batuta a la hora de enseñar el camino corto para hacer los negocios jugositos y rentables que en menos de dos años exhibirán a quienes cayeron presas de sus propias obsesiones y mezquindades.

La corrupción es un tema que marcará ruta y destino para un partido estrenadito en el poder que puede durar o reventar ante las prisas de muchos personajes que hoy reflejan su urgencia por arrebatar todo lo que huela a negocios y prebendas.

El encontronazo de ser, parecer o padecer la corrupción halla sus efectos mortales en ese rechazo o decepción social que aún no calcula los efectos que puede desencadenar a corto y mediano plazo para un Presidente de la República.

Hoy los vemos a todos montados en una campaña que ya de por sí evidencia el despliegue de recursos donde lo que se ve, no se niega.

Corrupción y transparencia dos condicionantes para marcar al próximo gobierno estatal que corre el riesgo de convertirse en una verdadera mutación de lo que alguna vez fue el floreciente morenovallismo.

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