Redacción

Habitantes de Santa Cruz Huehuepiaxtla, Puebla, descubrieron dos torres que revelan que en la cúspide de la montaña se veneraba al dios del inframundo y los cuales se ocultaron durante siglos en el Cerro de la Peña.

Los restos arqueológicos han sido fechados en el 500 d.C, y en ellos se observa una persona con cuernos, garras y taparrabo, y de acuerdo con José Alfredo Arellanes, investigador del Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH), los primeros estudios muestran que el sitio está conformado por siete pirámides y un juego de pelota, esenciales para los líderes prehispánicos.

Los vestigios lograron sobrevivir al tiempo porque se encuentra en un cerro a mil 845 metros de altura sobre el nivel del mar, por lo que es necesario escalar o caminar casi dos horas y media por un trayecto rocoso en el que además hay restos de vasijas antiguas.
También se han encontrado imágenes talladas en muros y pisos que reflejan la forma de vida de las culturas teotihuacana y zapoteca, posibles habitantes del lugar.

Pese a que los daños propios del tiempo y clima, permanecen indicios, como 87 glifos, como se le llama a los signos grabados o pintados en la infraestructura.

“Se puede apreciar tanto en la ladera norte, noreste y la cima lo que son inscripciones, esas inscripciones son de la escritura ñiuñe Ñiuñe en mixteco se traduce como caliente o tierra caliente y es un estilo único”, comentó Arellanes.

Gabriel García, guía del Centro Arqueológico, indicó que hay muchos vestigios que apenas están descubriendo porque solo ha subido un arqueólogo que de forma paulatina les explica las piezas y la posible existencia de otras más.

“Hay una piedra tallada con una imagen de una iguana, e igual como un águila, y del otro lado de la peña hay un Dios Murciélago o Dios de la Noche, igual tiene forma de mujer”, señaló el experto.