19 octubre, 2018
redaccionph
Los periodistas mexicanos que cubren la guerra contra el narcotráfico presentan síntomas superiores de Estrés Postraumático (EPT), que otras poblaciones en riesgo como corresponsales de guerra, bomberos e incluso los propios soldados de guerra.
De acuerdo con el estudio “Síntomas de estrés postraumático (EPT) en periodistas mexicanos que cubren la guerra contra el narcotráfico”, los más expuestos son los reporteros gráficos quienes presentan niveles superiores de estrés derivados de coberturas sobre asesinatos, ejecuciones masivas, decapitaciones, desmembramientos, mutilaciones, fosas clandestinas, desapariciones forzadas, muertes de niños y jóvenes, asesinatos de colegas periodistas, balaceras, bombazos, fuegos cruzados o situaciones que describieron como observar “la muerte no natural de otras personas o “ser testigo inesperado de amputaciones o fragmentación de cuerpos”.
En el estudio realizado por Rogelio Flores Morales, Verónica Reyes Pérez y Lucy María Reid Martínez, investigadores de la UNAM, participaron 100 periodistas mexicanos de 16 de los 32 estados.
La muestra estuvo constituida en un 51% por hombres y 49% por mujeres. Del total, 83 fueron reporteros y 17 fotógrafos; 54% trabajaba para medios impresos (periódicos y/o revistas), 16% para medios electrónicos y/o digitales (televisión, radio y/o internet), y 30% combinaba ambos.
Para realizar el estudio se realizó el PTSD Checklist, un test utilizado para medir el estrés de soldados en guerra, mismo que fue adaptado por especialisas para focalizarlo como un instrumento para su uso exclusivo de periodistas.
Al momento del levantamiento, el 63% de los periodistas de la muestra cubría noticias de narcotráfico, y 37% se dedicaba a otras fuentes- La edad media de los participantes fue de 36 años, la edad mínima encontrada fue de 21 y la máxima de 54. El 94% de los periodistas de la muestra había cubierto de manera directa al menos un evento estresante y 69% había sido amenazado o agredido por su trabajo profesional durante el mismo lapso.
Los cuestionarios fueron realizados entre mayo del 2010 y mayo del 2011, periodo en el que se registraron más de 15 mil homicidios en todo el país derivados de la guerra contra el narcotráfico, cifra que incluye el deceso de 14 periodistas que fueron ultimados debido a su quehacer periodístico.
La prevalencia de síntomas de EPT en esta muestra fue de 35% en promedio, sin embargo al sólo considerar a los fotógrafos aumentó a 58.8%. En cuanto a los indicadores desagregados por fuente, se encontró que de los periodistas que cubrían sistemáticamente noticias de narcotráfico y crimen organizado, 42.9% presentaba síntomas de EPT.
Contrario a quienes trabajaban en otras fuentes (economía, política, laboral, deportes, y otras, donde la prevalencia fue significativamente menor (21.6%).
Los síntomas que presentó el grupo de reporteros dedicados a cubrir narcotráfico fueron activación, intrusión y evitación, resaltando el caso de los fotógrafos y reporteros gráficos quienes reportaron una media más alta en todos los criterios sintomáticos, llegando a una prevalencia del 58.8 por ciento.
Incluso sus síntomas fueron superiores que a los de otras poblaciones en riesgo como corresponsales de guerra (28.6%), bomberos (6.5 a 37%) e incluso los propios combatientes de diversos conflictos internacionales (3 al 35.8%).
Además los periodistas que cubrían noticias de narcotráfico también presentaba como síntoma manifestación de pesadillas recurrentes y/o recuerdos perturbadores relaciones con el trauma y, simultáneamente la evitación de estímulos asociados al acontecimiento desencadenante (conversaciones, lugares o situaciones evocadoras).
También presentaron una disminución significativa en cuanto a la reactividad con el mundo exterior y manifestaron poco interés en las actividades que antes les resultaban gratificantes.
Una de las grandes afectaciones fue en la disminución en su capacidad para sentir emociones (anestesia emocional o embotamiento psíquico).
El grupo más vulnerable resultó ser el de los reporteros gráficos quienes trabajan permanentemente con imágenes de personas asesinadas (decapitaciones, desollamientos, mutilaciones, etc).
Finalmente y contrario a lo que se cree, pese a que el 69% aseguró haber sido amenazado o agredido, dichas amenazas no se reflejaron como un detonante para el desarrollo de síntomas de EPT.
Para leer el estudio completo da clic aquí.
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