seis de cada 10 empleos formales están ocupados por hombres, la ocupación femenina en el sector informal es 1.3 por ciento más que los varones, lo que significa que la formalidad laboral en México está masculinizada.

Lo anterior provoca que el trabajo formal funcione bajo un esquema que hace virtualmente imposible para las mujeres atender su vida personal y familiar adecuadamente, advirtió Tania Espinosa Sánchez, coordinadora para América Latina de Mujeres en Empleo Informal Globalizando y Organizando (Wiego).

Por lo anterior, en  el sector informal hay grupos que están mayormente ocupados por mujeres debido a la “flexibilidad” de la ocupación, unque las deja desprotegidas por el Estado y vulnerables a todo tipo de abusos y violencias por un ingreso precario.

Es el caso de tianguistas, ambulantes y recicladoras informales que se insertan en la vía pública porque la mayoría de las veces recae en las mujeres el cuidado de los hijos, de los padres, incluso hermanos, y estos trabajos les permiten generar cierto ingreso para su familia y les da la “flexibilidad” que no les otorga en el empleo formal.

“El Estado debería reconocer al trabajo informal como trabajo, ya que estos trabajadores contribuyen al Producto Interno Bruto (PIB) del país, y a partir de un verdadero reconocimiento generar políticas públicas que dignifique la labor de los trabajadores informales a través de derechos laborales”, acotó.