_{“Emiliano Zapata es un faro que alumbra, una persona que inspira,
una historia que nos invita a no perdernos es el padre del Derecho y la Justicia Social”.
Hugo Aguilar Ortiz. Jurista Indígena Mixteco.}

Cerca de 13 millones de mexicanos acudimos a las urnas el pasado domingo y, con nuestro voto, sacamos las castañas del fuego. Fuimos la punta de lanza de un cambio histórico que, con el tiempo, será agradecido por las futuras generaciones: que todos los juzgadores del país sean elegidos por el pueblo, y no designados desde el poder.

Quienes ejercimos nuestro derecho al voto ese día merecemos felicitarnos por haber superado todos los obstáculos impuestos por los representantes de la derecha nacional, esa élite que solo defiende intereses personales y de grupo, y que jamás ha velado verdaderamente por el bien de la nación.

Desde la aprobación de la ley, su implementación, la realización de la elección y ahora, con el triunfo de los nuevos servidores públicos del poder judicial, intentan seguir desacreditando a quienes anhelábamos decidir democráticamente quienes deben impartir justicia. Conquistar nuestro derecho a votar, no ha sido una tarea sencilla. Enfrentamos a poderosos intereses económicos y políticos que durante décadas convirtieron al poder judicial en un bastión de privilegios y protección de feudos. Hoy, al verse derrotados por el voto popular, esos sectores reaccionan con enojo y descalificaciones.

Por primera vez, los tres poderes de la República están en manos del pueblo. Sus representantes serán electos directamente, no designados por camarillas que, durante años, manipularon las instituciones para protegerse entre sí, esconder irregularidades, blindar sentencias o garantizar impunidad desde los escritorios del poder.

Escucho a los voceros de la derecha desgañitarse intentando desacreditar esta elección, Cuando la realidad es que el pueblo ya los venció. México hoy es ejemplo mundial al haber puesto en marcha un mecanismo verdaderamente democrático para elegir a los representantes de los tres poderes del Estado.

El pueblo ha sido testigo de cómo la derecha intentó bloquear la democratización del poder judicial con todo tipo de maniobras. Hicieron lo imposible por mantenerlo en el mismo estado de corrupción y podredumbre que tanto daño ha causado. Pero ya soplan nuevos aires en nuestra patria. El pueblo habló con su voto: exigió limpieza, orden y transparencia. El profundo malestar que hoy expresan los representantes de la derecha nacional es producto de una realidad irrefutable: el pueblo de México les está ganando todas las batallas políticas. Se acabó la era de los nombramientos directos entre élites. La democracia ha llegado también a los tribunales.

La democracia no es una novedad; es una forma de vida debatida desde hace más de dos mil años. En su Discurso Fúnebre, Pericles decía: “Nuestro régimen se llama democracia porque el poder no está en manos de unos pocos, sino de la mayoría. En nuestras leyes, todos son iguales ante la justicia. En cuanto al prestigio, cada cual es preferido por su mérito, no por su clase social.”

Platón, en el Diálogo Protágoras afirmaba: “La justicia y el respeto deben repartirse entre todos los hombres. […] Sin estos elementos, las ciudades no podrían existir.”
Aristóteles, en Política, señalaba: “La base de una democracia bien constituida es que todos los ciudadanos tengan parte en el gobierno”.

Demóstenes sostenía que: “En una democracia, las decisiones deben tomarse tras el debate público, y no mediante la violencia ni la imposición”.

Y así lo planteaban también Heródoto, Rousseau, Stuart Mill, Hannah Arendt, Karl Popper y Jürgen Habermas: Todos ellos reconocían que la participación ciudadana, la igualdad, la deliberación y el control sobre el poder son pilares esenciales de una democracia auténtica.
Solo quienes no aman a México pueden añorar que los servidores públicos del Poder Judicial permanezcan eternamente en sus cargos, sin rendir cuentas ni renovarse. Hoy, cerca de 13 millones de ciudadanos hemos iniciado la democratización de una de las instituciones políticas más estratégica del país.

Enhorabuena por México.