La lección de Texas
“Los desastres naturales no distinguen colores ni banderas,
pero sí exponen la fragilidad de nuestras decisiones.”
La reciente tragedia en Texas debe ser leída no solo como un desastre climático, sino como una grave advertencia para todas las ciudades asentadas a orillas de los ríos, en el sureste mexicano tenemos muchas. Comprender qué ocurrió en el corazón del estado más poderoso del sur de Estados Unidos es clave para dimensionar la magnitud de los retos que nos imponen los nuevos tiempos.
Los fenómenos meteorológicos extremos se han intensificado en todo el planeta debido a los desequilibrios generados por la acción humana. Las malas prácticas ambientales, la falta de planeación urbana y el debilitamiento de los sistemas de protección civil convergen para transformar las lluvias en tragedias.
El desastre ocurrido en Texas es un doloroso ejemplo de ello. El epicentro de la tragedia fue el condado de Kerr, ubicado a 104 kilómetros al noreste de San Antonio, donde las lluvias torrenciales provocaron el desbordamiento del río Guadalupe.
Cada verano, miles de personas se congregan en campamentos juveniles instalados en las riberas de este río texano. En esta ocasión, el campamento cristiano Camp Mystic fue el más afectado porque allí murieron al menos 27 personas —entre niñas, consejeros y el director— y varias permanecen desaparecidas.
El 3 de julio, a las 13:18 horas, el Servicio Meteorológico Nacional emitió una alerta de inundación para la zona. Sin embargo, solo uno de los 18 grupos de campistas logró trasladarse a terrenos más altos antes del desastre. Durante la madrugada del 4 de julio, una avalancha de agua arrasó las instalaciones: en apenas una hora, el nivel del río Guadalupe se elevó de 4.2 a 9 metros.
Durante los días 4 y 5 de julio cayeron entre 16.5 y 30 centímetros de lluvia en pocas horas sobre los condados de Kerr, Burnet, Travis y Williamson. En algunas zonas, como Burnet, las precipitaciones alcanzaron niveles que estadísticamente solo se presentan una vez cada 100 o 200 años.
Testimonios recopilados por CNN revelan que los consejeros carecían de capacitación en evacuaciones y tampoco contaban con radios de comunicación. Aun así, apenas un día antes —el 2 de julio— inspectores estatales aprobaron el plan de emergencia del campamento sin registrar deficiencias ni violaciones a las normas de seguridad.
Al 9 de julio de 2025, el saldo preliminar era devastador: 110 personas fallecidas y 170 desaparecidas. El gobernador texano Greg Abbott reconoció la gravedad de la situación mientras crecían las críticas sobre el posible impacto que los recortes presupuestales, impulsados por el presidente Donald Trump, habrían tenido en los sistemas de alerta temprana y la capacidad de respuesta estatal.
Las evidencias científicas vinculan esta intensificación de lluvias con el calentamiento global. Según la organización Climate Central, desde 1970 las tasas de precipitación por hora han aumentado un 6% en San Antonio y un 19% en Austin, como consecuencia de una atmósfera más cálida y cargada de humedad. Las altas temperaturas del Golfo de México también juegan un papel clave en la formación de tormentas más violentas.
El saldo humano es desgarrador: 87 víctimas en Kerr (57 adultos y 30 niños), y decenas más en condados como Travis (7), Burnet (5), Kendall (7), Tom Green (1) y Williamson (3).
Las inundaciones de julio de 2025 en Texas constituyen una de las peores catástrofes naturales en la historia reciente de Estados Unidos. No solo por la cifra de muertos y desaparecidos, sino por la combinación de factores que pudieron y debieron haberse prevenido: fallas de coordinación, negligencia institucional y una subestimación persistente del cambio climático.
Esta tragedia nos deja una lección clara: no basta con advertir el peligro; hay que actuar con responsabilidad, planificación y compromiso. Se tiene que invertir en sistemas de alerta más eficaces, protocolos de emergencia obligatorios, y una nueva cultura de respeto al medio ambiente y a la vida humana. Las futuras generaciones no pueden pagar con su vida los errores de una sociedad que decidió ignorar las evidentes señales.
Autor

Pedro Lara Hernández
Estudió Ciencias Políticas y Administración Pública en la UNAM. Diplomado en Política Gubernamental. Diplomado en Administración y Decisiones Financieras. Maestría en Ingeniería Económica Financiera. Ha colaborado en diferentes áreas en la administración pública federal y en los estados de Tabasco y Veracruz. Periodista y analista de la realidad política y económica de México.
Artículos Relacionados
15 julio, 2025
La lección de Texas
“Los desastres naturales no distinguen colores ni banderas,pero sí exponen la fragilidad de nuestras decisiones.” La reciente tragedia en Texas...
LEER NOTA4 julio, 2025
El México de hoy
Pedro Lara Hernández “La patria es dicha, dolor y cielo de todos y no feudo ni capellanía de nadie.”José Martí....
LEER NOTA23 junio, 2025
¿Qué pasa con el gobernador de Puebla?
Pedro Lara Hernández "La opinión pública es el termómetro que un monarca debe consultar constantemente.”Napoleón Bonaparte. Militar y político francés....
LEER NOTA