El término “dictadura perfecta” con el que se describe la forma en la que el PRI logró perpetuarse en el poder durante casi 70 años, y que se creía inquebrantable, fue un término que por primera vez utilizó el escritor peruano Mario Vargas Llosa en 1990 para describir al tricolor.

Ocurrió durante su participación en el debate “El siglo XX: la experiencia de la libertad”, emitido por un canal de cable de Televisa, en el que también participaron Enrique Krauze como moderador y Octavio Paz.

Su larga y explicita declaración sorprendió no solo al grupo de intelectuales que el acompañó, sino también a quienes observaron y lo escucharon, y es que horas antes, ante la prensa se negó a hacer cualquier tipo de declaración de corte político, “por respeto al país que lo de tenía de huésped”.

Sin embargo al caer la noche y en el estudio de televisión a sabiendas de que estaba en el aire en una estación de televisión por cable del consorcio Televisa, Vargas Llosa habló de política mexicana.

Por las expresiones de Paz y Krauze quedó en claro que ambos estaban sorprendidos por la licencia que se tomó Vargas, y es que el debate era para hablar de la Europa del Este.

“Espero no parecer demasiado inelegante por decir lo que voy a decir. Yo no creo que se pueda exonerar a México de esa tradición de dictaduras latinoamericanas. Creo que el caso de México, cuya democratización actual soy el primero en aplaudir, como todos los que creemos en la democracia, encaja en esa tradición con un matiz que es más bien el de un agravante”.

Ese fue el inicio de su largo monólogo sobre el PRI y su permanencia en el poder al incluirlo como un ejemplo de otra “dictadura latinoamericana, con la diferencia de que la de México sí era perfecta.

“México es la dictadura perfecta. La dictadura perfecta no es el comunismo. No es la URSS. No es Fidel Castro. La dictadura perfecta es México (…) es la dictadura camuflada. Tiene las características de la dictadura: la permanencia, no de un hombre, pero sí de un partido. Y de un partido que es inamovible”.

Poco después se lanzó incluso contra sus anfitriones al recordarles que su lugar como “intelectuales” también formaba parte de la dictadura.

“Yo no creo que haya en América Latina ningún caso de sistema de dictadura que haya reclutado tan eficientemente al medio intelectual, sobornándole de una manera muy sutil”.

Para ese momento estaba detallando los trabajos, nombramientos de cargos públicos y espacios para la crítica que el régimen priista acostumbra a conceder.

“Es una dictadura sui géneris, que muchos otros en América Latina han tratado de emular”, para entonces comenzar a rememorar a los militares peruanos con Velasco Alvarado a la cabeza, y luego al mismo Alan García.

“Tan es dictadura la mexicana que todas las dictaduras latinoamericanas desde que yo tengo uso de razón han tratado de crear algo equivalente al PRI”.

Al finalizar su intervención, Paz específica que se refería a las dictaduras militares, pero no logró dejar en claro si estaba en contra del argumento de Paz o, indirectamente, confirmaba la existencia de una dictadura diferente en México.

“Lo de México no es dictadura, es un sistema hegemónico de dominación, donde no han existido dictaduras militares. Hemos padecido la dominación hegemónica de un partido. Esta es una distinción fundamental y esencial”.

Habló luego de lo “bueno” que el PRI ha realizado. Explicó que no ha suprimido la libertad -aunque aceptó que sí la ha manipulado- que ha conservado la sociedad civil y que no es un partido conservador “como el de Francisco Franco”.

Años más tarde, Vargas Llosa regresaría a Mexico para apoyar a Vicente Fox Quedada, congratulándose de “estar equivocado” de que la dictadura no fuera perfecta, sino imperfecta, asegurando que México estaba “en una democracia incipiente”.

Más tarde regresaría para reconocer el trabajo de Felipe Calderón Hinojosa y en 2012 daría su respaldo a Josefina Vázquez Mota, candidata presidencial que perdió contra Enrique Peña Nieto y llevó al PAN al tercer lugar.

Peña Nieto ya como presidente recibiría al Premio Nobel 2010 en los Pinos, de quie solo recibió elogios por el regreso del PRI.

“El PRI que ha asumido el poder, hay que reconocerlo, no es el mismo PRI de antaño. Este PRI está funcionando dentro de la democracia”, justifico Vargas

Incuso aplaudiría su “triunfo democrático” y las varias reformas estructurales que ya cocinaban, las cuales, dijo, “me parecen bastante sensatas”.