A partir del próximo 1 de julio Japón volverá a reanudar la caza legal de ballenas con fines comerciales, práctica de la que se apartó durante 33 años tras sumarse en 1986 a un acuerdo de la Comisión Ballenera Internacional (CBI), para proteger la especie.

La noticia ya ha sido confirmada por autoridades niponas, aunque fue a finales de 2018 cuando adelantó su salida oficial de la CBI, dejó en claro que volverían a esta actividad.

Incluso, para no perder tiempo, Japón ya tiene listos cinco buques que zarparán de la localidad de Kushiro y se dedicarán todo un mes a realizar operaciones de caza para atrapar varias ballenas.

Con esto Japón se sumará a otros países como Islandia y Noruega, naciones que se dedican a cazar ballenas por tradición y cultura, sin importar los acuerdos internacionales para su protección.

Sin embargo su adhesión a la CBI no impidió que, pretextando, “fines científicos” Japón obtuviera un permiso para cazar ballenas en la Antártida, con lo que encubrían la caza ilegal de ballenas pues la carne de ballena se sigue vendiendo en el mercado japonés.

Se cree que durante ese tiempo, Japón cazó entre 200 y mil 200 ballenas cada año.

Con su salida de la CBI, Japón ya no podrá cazar ballenas en la Antártida y ahora sólo podrá realizar esta práctica dentro de su territorio.

Las cifras

En 1992 Islandia salió de la CBI y hasta la fecha se le acusa de matar a 200 ballenas al año. Noruega, que se retiró de la comisión en 1993 ha reportado una disminución en el número de ejemplares cazadas, reportando 660 en 2015 y 432 en 2017.

Las Islas Feroe, un archipiélago que pertenece a Dinamarca pero de legislación autónoma, caza más de 800 ballenas al año pretextando que la pesca es una “actividad comunitaria”.

Algo similar sucede en los pueblos autóctonos de Groenlandia, Estados Unidos, Rusia y San Vicente y las Granadinas (en el Caribe), donde se considera que la “Cacería de Sustancia Aborigen”, satisface necesidades de subsistencia y culturales.

Según Greenpeace, en el último siglo, tres millones de ballenas han muerto cazadas y en el siglo XX, estuvieron a punto de desaparecer debido al crecimiento de las industrias balleneras.

La falsa creencia de que hay “demasiadas ballenas” y que estas se comen a todos los peces, normalizó la práctica, pese a que la mayoría se alimenta de plancton y son una parte fundamental del ecosistema marino.

Actualmente ya no se considera una especie en peligro de extinción, sin embargo su lento proceso de reproducción hace apremiante su protección.

Con información de BBC.