Cuentan desde adentro, que Morena es un galimatías en Puebla; cada uno de los aparentes y supuestos líderes jalan por diferentes lados según sus conveniencias.

Mientras Luis Miguel Barbosa se desgasta por invalidar la elección, dejando atrás la cantaleta de que ganó, José Juan Espinosa ha ganado terreno, dicen, y ya domina la estructura de Morena en Puebla.

Gabriel Biestro hace gala de novatez y no es un líder respetado. Alejandro Armenta inicia carrera en las alturas, como presidente de la Comisión de Hacienda en el Senado y poco le interesa ya lo estatal. Juega en otra liga.

Claudia Rivera está más interesada en acordar, negociar y hacer buenas migas con Luis Banck y el morenovallismo. ¿Morena? No le interesa, por lo pronto está ya planeando su siguiente viaje al extranjero.

La verdadera militancia de la izquierda en Morena anda a la deriva; a los oportunistas solo les sirvió esa izquierda, en el proceso electoral para el fomento al voto y el llamado a las urnas de la sociedad descontenta. Ahora la desprecian.

Luis Miguel Barbosa luce solo, triste y cansado; sin ilusiones.

Así las cosas, si no se componen, la experiencia Morena en Puebla será efímera.

Al tiempo.