Redacción

La economía mexicana, la segunda más grande de Latinoamérica, repuntaría un 4.6 por ciento el próximo año, de acuerdo al Paquete Económico 2021, evidenciando que el gobierno federal confía en una rápida recuperación tras la contracción histórica derivada de la pandemia del coronavirus.

En el documento, la Secretaría de Hacienda (SHCP) estima un tipo de cambio promedio de 22.1 pesos por dólar para 2021, un bombeo de crudo de mil 857 millones de barriles por día (bpd) y un precio promedio de 42.1 dólares por barril para la mezcla de petróleo de exportación.

En tanto, la inflación anual culminaría el próximo año en un 3.0 por ciento, en congruencia con la meta permanente del banco central, mientras que la tasa clave de interés se reduciría hasta un 4 por ciento.

México enfrenta un complicado acto de equilibrio en su presupuesto para el próximo ejercicio: revivir una economía severamente golpeada por el coronavirus mientras se apega a las promesas de austeridad del presidente Andrés Manuel López Obrador.

“Están apostando a continuar con tratar de mantener cuentas fiscales sanas, pero el crecimiento para 2021 y la producción petrolera creo que continúan siendo optimistas”, dijo Julio Ruiz, economista jefe para México del banco brasileño Itaú.

El gobierno federal estima ingresos presupuestarios de 5 mil 539 billones de pesos para 2021, un 3.0 por ciento menores en términos reales que los aprobados en 2020, pero mayores en un 6.4 por ciento respecto a los estimados para el cierre de este año, excluyendo recursos extraordinarios para enfrentar la contingencia sanitaria.

El documento que el secretario de Hacienda, Arturo Herrera, entregó la tarde de este martes a la Cámara de Diputados, señala que en materia de gasto se plantea un presupuesto de egresos “balanceado y sensible”, que atiende la emergencia sanitaria, impulsa la recuperación económica, y refuerza la red de protección social de los grupos más desfavorecidos.

Así, el gobierno de López Obrador prevé aumentar su gasto programable para 2021 en un 1.3 por ciento en términos reales respecto al aprobado en 2020, aunque anticipa una disminución real del gasto no programable de un 4.6 por ciento, para una ligera baja real en el gasto neto pagado, según el documento.

Además, plantea un equilibrio primario, de 0.0 por ciento del PIB, y una reducción en los requerimientos financieros del sector público. Agregó que “ello permite disminuir el saldo histórico de los requerimientos financieros del sector público en 2021 de un 54.7% a un 53.7% del PIB y colocarlo en una senda decreciente a partir de entonces”.

La economía que López Obrador prometió revivir se encuentra en la recesión más profunda desde la Gran Depresión de la década de 1930. El banco central de México advirtió recientemente que podría contraerse hasta casi un 13 por ciento este año.

Mientras que Brasil ha destinado un 6.5 por ciento adicional de su Producto Interno Bruto (PIB) para atender las consecuencias de la pandemia -incluidas prestaciones por desempleo que llegan a un tercio de sus ciudadanos-, el saldo del gasto de México representa menos de un 1 por ciento de su PIB.

El mandatario mexicano ha argumentado que su disciplina dejará finanzas más sanas cuando se asiente el polvo, mientras que descarta más impuestos o nuevos programas sociales.

Las agencias calificadoras, que despojaron a Pemex del grado de inversión este año y advirtieron que la deuda soberana de México podría sufrir la misma suerte, están atentos a señales de una futura reforma fiscal y estrategias para frenar el endeudamiento de la petrolera estatal.

Con información de Reuters