Beto Fong

En diferentes tiendas y establecimientos de Veracruz, como Papantla, Xalapa, Coatepec; y en otros 15 estados del país como Chiapas, Jalisco, Guerrero y Puebla, ya se acepta la moneda túmin.

Túmin significa “dinero”, en totonaco. Este es un tipo de moneda alternativa y también es conocida como vales. Este método de pago ha ganado popularidad en diversas entidades de México desde 2010.

El túmin se ha consolidado como una moneda alterna al peso mexicano y ya se ocupa en los mercados locales de Oaxaca para fortalecer la economía de cada entidad y crear una red solidaria de trueque.

La idea de consolidar una nueva moneda surgió en la Universidad Veracruzana Intercontinental (UVI), en el Espinal, comunidad al norte de Oaxaca. La moneda inició como un proyecto de investigación en las comunidades rurales; gracias a esto, se pudo determinar que los mercados estaban detenidos por su incapacidad de competir con las grandes empresas.

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A pesar de lo anterior, a más de cuatro años de su invención, el túmin sigue impulsando los mercados locales como moneda alterna, principalmente en los tianguis.

El túmin coexiste con el peso mexicano sin estar fuera de la ley, explicó la artesana textil Aurora Bazán, oriunda de Oaxaca.

Es una tarjetita impresa que, previo acuerdo, representa una manera de obtener vegetales, frutas, maíz, café o servicios que proveen quienes la usan.

La artesana indicó que con el dinero alternativo se rescata la economía solidaria y va generando abaratar costos, funcionando como una especie de trueque.

En el sitio www.tumin.org.mx, los moderadores informan que el túmin “se imprime por tirajes de 50 mil, correspondientes a 100 nuevos adherentes. Cuando se terminan las 100 inscripciones, se imprimen otros 50 mil, y así sucesivamente, de 100 en 100”.

Castro Soto, uno de los creadores de este medio de pago, indicó:

La mayoría de los productos se pagan con pesos, el túmin es sólo un complemento de un 10% sobre el valor del producto que se comercializa, aunque también hay productos que pueden obtenerse sólo a cambio del túmin.

Es decir, si un producto cuesta $150, es posible pagar $120 por este y complementar el gasto con 30 túmins para cubrir el gasto final. Cada túmin equivale a un peso.

Soto detalló que “la gente cuando entra al túmin pasa de ser un cliente a un compañero. Estamos acostumbrados a competir, es un shock ideológico de repente tener que compartir y ayudarnos, más tratándose de comerciantes”.