Redacción

Tras una semana de “votación popular”, que se llevó a cabo en condiciones inéditas, el presidente Vladimir Putin obtuvo la legitimidad en las urnas que quería para que su controvertida reforma constitucional que le permitirá gobernar hasta 2036.

Con 80 por ciento de las boletas escrutadas, la presidenta de la máxima instancia electoral de Rusia, Ella Pamfílova, dijo que 78 por ciento de los electores se pronunciaron en favor de la reforma y 22 por ciento en contra de los más de dos centenares de enmiendas a la Constitución de 1993, con una asistencia de 65 por ciento del padrón.

Aunque hubo voces que exhortaron a votar en contra e incluso pidieron boicotear la cita con las urnas para evidenciar el desacuerdo, finalmente se impuso el respaldo que le permitirá -si así lo desea- concluir su actual periodo dentro de cuatro años y volver a postularse para ganar las siguientes dos elecciones.

En ese tenor los inconformes advierten que su victoria se legitima sólo con poco más de la mitad del padrón de votantes, no obstante fue todo lo que necesitó para lograr la reforma que le permitirá estar 12 años más en el poder.