El canciller Juan Ramón de la Fuente informó que 42 migrantes mexicanos fueron detenidos en Los Ángeles desde el viernes pasado, principalmente en una tienda Home Depot y una fábrica textil.

En la conferencia de prensa de la presidenta Claudia Sheinbaum Pardo, el funcionario precisó que de los detenidos, 37 son hombres y cinco mujeres, actualmente recluidos en cuatro centros de detención, además cuatro ya fueron deportados. Dos tenían orden de remoción previa, mientras que los otros dos aceptaron la deportación voluntariamente.

Las autoridades mexicanas están brindando atención consular a los detenidos, asegurando que se encuentran bien de salud. De la Fuente destacó que la mayoría de los migrantes trabajaban en la fábrica textil y que algunas detenciones ocurrieron durante los disturbios del fin de semana.

En cuanto a las protestas el funcionario pidió calma y protestas pacíficas, asegurando que se agotarán las vías legales y diplomáticas para proteger los derechos de los connacionales.

Sheinbaum rechaza la violencia

Sobre las acciones ordenadas por Donald Trump, presidente de los Estados Unidos, contra los migrantes y su discurso que solo ha alebrestado las expresiones antimigrantes, la mandataria Claudia Sheinbaum Pardo rechazó el uso de la violencia como forma de protesta ante las redadas migratorias en Los Ángeles y llamó a la comunidad mexicana a actuar pacíficamente y evitar provocaciones.

A la par, reconoció que la quema de patrullas son más provocación que resistencia, por lo que reiteró su llamado a mantener la protesta pacífica.

Pero también Sheinbaum pidió a las autoridades de Estados Unidos respetar la dignidad humana en los procesos migratorios y abogó por un enfoque integral y con corresponsabilidad regional, al mismo tiempo que reiteró su disposición a colaborar con el gobierno estadounidense en la búsqueda de soluciones.

Ciudad santuario

Debe recordarse que en los últimos días con la venia de Donald Trump se llevaron a cabo redadas migratorias en Los Ángeles, lo que generó protestas y enfrentamientos entre la comunidad migrante y las fuerzas de seguridad.

Las redadas se dieron en la recién declarada ciudad santuario, nombramiento con el que se limita la detención de migrantes irregulares y se restringía el intercambio de información con las autoridades federales.

Además, es la segunda ciudad con más mexicanos y donde habitan 10 millones de migrantes, por lo que Trump había establecido como meta la deportación de tres mil personas al día, lo que generó temor entre los migrantes, quienes podían ser detenidos incluso si estaban en proceso de legalización. Las redadas resultaron en cientos de arrestos en lugares de trabajo y por denuncias anónimas.

El pasado viernes, una nueva redada del ICE dejó decenas de detenidos, tras enfrentamientos con activistas migratorios. En respuesta, Trump desplegó elementos de la Guardia Nacional, quienes reprimieron manifestantes. La alcaldesa Karen Bass condenó estas acciones, rechazó colaborar en la aplicación de las nuevas leyes y advirtió que la violencia y la destrucción en las protestas tendrían consecuencias.

Las redadas generaron una respuesta inmediata de la comunidad migrante y promigrantes quienes tomaron las calles, vandalizaron patrullas y ondearon la bandera de México, acción que ha sido considera ofensiva por algunos ciudadanos y políticos estadounidenses.