A 14 días que concluya el gobierno de Sergio Salomón Céspedes Peregrina el recuento para los poblanos es crudo, primero porque el actual mandatario se va dejando a Puebla hundida en una ola de violencia letal, donde es más que evidente, que las organizaciones delictivas llegaron a la entidad para disputarse la plaza con toda libertad y sin que los señores del gobierno metieran las manos.

Salomón Céspedes lideró un mini gobierno que fue resultado de esa noche de negociaciones en el Congreso Estatal luego del deceso de Miguel Barbosa.

Los acuerdos y negociaciones que se lograron con los entonces legisladores, están más que dichos y entendidos.

Salomón Céspedes centró su gobierno en el rescate del morenovallismo, eso está más que claro y a la vista de los poblanos.

Algunos salieron de la cárcel, otros retomaron la operación detrás del reflector, algunas más se volvieron empleadas del actual mandatario.

Lavarle la cara a los morenavallistas, sacarlos del hoyo negro y regresarles algunos negocios fueron las proezas de un mini gobierno que no fue electo por los poblanos.

Es verdad que no hubo persecución y eso se le reconoce a Sergio Salomón Céspedes, pero también se repitieron las mismas prácticas que siempre se dan desde la cúpula del poder.

Se encumbró a un grupo de amigos donde Jorge Estefan Chidiac y José Chedraui Budid resultaron con altos dividendos de poder.

Los negocios de hermanos y familiares de funcionarios se repitieron a la usanza de cualquier otro sexenio donde los negocios de construcción anidaron los jugosos diezmos que engrosaron los bolsillos de varios funcionarios.

Obras y más obras, innecesarias y de relumbrón son el sello que marca la actual administración gubernamental, con la edificación de la sede de un Congreso Estatal que no urgía, pero que era “imprescindible” para los negocios de los amigos y cercanos al gobernador.

La familia también recibió el apapacho de las candidaturas y la bendición de las curules, como es el caso de Mauricio Céspedes Peregrina, hermano del mandatario.

Este gobierno le quedó a deber mucho a los poblanos.

Salomón Céspedes gobernó para un partido y para grupos de poder, más no para los ciudadanos quienes hoy hacemos frente a una ola de violencia como nunca antes vista en Puebla.

El todavía mandatario se va a “controlar la migración en el país”, encomienda que es una bomba frente a lo que hoy se vive con los amagues de quien será en unas semanas, el próximo mandatario norteamericano.

Las decisiones salomónicas provocaron que varios celebren la abundancia en tiempos de la austeridad simulada en una 4T donde el morenavallismo también logró ponerse de pie para regresar a lo suyo: Hacer negocios como buenos mercaderes de la política.

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