Las mujeres tenemos que aprender a fomentar esquemas de sororidad que no estén en función de la lealtad a partidos, bancadas, colores o gobiernos.

En la nueva legislatura local, 21 mujeres ocupan curules en el Congreso del Estado.

Los inicios son buenos para replantear la nueva narrativa que estas mujeres nos pueden ofrecer a las poblanas, desde la responsabilidad conferida.

Y es que no es sencillo cambiar los viejos modos de un congreso local donde falta mucho para lograr espacios y decisiones a cargo de mujeres.

No es sólo ser parte de una mesa directiva o presidir una junta de gobierno en la que ni siquiera tienen la voz de mando; es lograr conjuntar decisiones que realmente reflejen cambios en una sociedad.

Las mujeres tenemos que aprender a exigir a aquellas que están en la primera línea de fuego.

A las señoras diputadas hay que recordarles que legislar no es subir al pleno, leer dos cuartillas, proponer ocurrencias sin trasfondo social y luego posar para sus redes sociales contabilizando esa participación como todo un logro, cuando muchas de esas iniciativas o si acaso puntos de acuerdo, no verán la luz, porque terminarán en la congeladora.

Las poblanas necesitamos 21 mujeres aguerridas no sólo con sus opositores, sino con sus propios coordinadores y partidos, para realizar un cabildeo que libere de vetos, rechazos o ignorancia, la urgencia de contar con una verdadera agenda de género desde el congreso del estado.

Hay muchos rostros, encuadres, tendencias y luchas que se aprecian en las 21 diputadas que hoy conforman el poder legislativo en Puebla.

Esperamos ver a una Mónica Rodríguez Della Vecchia más revolucionada no sólo con sus compromisos dogmáticos, sino también con la apertura que implica el trabajo con mujeres.

Esperamos que Laura Zapata ahora sí abandere la defensa de las mujeres y no repita aquel capítulo negro cuando con tibieza sólo aprobó la suspensión temporal del deleznable prófugo de la justicia Cuauhtémoc Gutiérrez de la Torre.

Esperamos que Nora Merino no sólo nos diga que es la gran Presidenta de la Mesa Directiva, cuando sabemos que no toma decisiones, sino sólo toma “anotaciones”.

Esperamos que la diputada Isabel Merlo desetiquete su oficialismo y abone a una agenda para las poblanas.

Esperamos que la diputada Guadalupe Leal trabaje sin estridencias y opere no sólo con voz, sino también con voto a favor de las mujeres.

Esperamos que Ruth Zárate ahora que estrenó su camiseta de morenista y “amlover”, siga denunciando la violencia política de género como lo hizo contra Inés Saturnino y no sólo vaya en busca de nuevos huesos políticos.

Esperamos que Tonantzin Fernández no sólo se la pase peleando en tribunales y nos haga ver su rentabilidad legislativa.

Esperamos que el buen trabajo y continuidad de Olga Romero Garci Crespo abonen a las mujeres de una importante región como es Tehuacán.

Esperamos en los nuevos rostros ver agallas y empoderamiento así como se advierte en el de Mónica Silva, una mujer que conoce a conciencia los temas que nos interesan ver y escuchar en las agendas de género con estructura, conocimiento y congruencia.

Esperamos que con la frescura de nuevas ideas, Aurora Sierra y Daniela Mier sorprendan con un trabajo contundente y no sólo de bisutería política.

Que la nueva narrativa de este naciente congreso poblano cambie la forma de plantear y hacer política legislativa, donde se priorice esa agenda de género que hasta ahora se minimiza y politiza, desdibujando la función de las propias diputadas.

En Puebla nos mereceremos una nueva generación de voces femeninas no sólo aprobando, sino peleando una batalla en común y plural.

@rubysoriano

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