De libros y más

La primera vez que me engañes, será culpa tuya;
la segunda vez, la culpa será mía.

Proverbio árabe.

Durante el siglo XVIII, una joven francesa decidió salir de la pobreza en la que su vida se había desarrollado, teniendo como únicas herramientas: la fuerza de su determinación y el absoluto convencimiento de que por sus venas corría sangre real, además de inteligencia y un poco de fortuna.

Así fue como la intrépida Jeanne de Valois-Saint-Rémy, se convirtió, de la noche a la mañana, en la Condesa de la Motte -título bastante dudoso, pero efectivo-, poseedora de grandes riquezas y amiga personal, nada menos que de María Antonieta, reina de Francia. Al menos, esos fueron algunos de los argumentos que utilizó para escalar posiciones en la compleja sociedad francesa; si bien es cierto, que nunca conoció a la reina, también lo es, que sus acciones afectaron gravemente la -de por sí dañada- reputación de la monarca.

Por el momento, dejemos de lado las aventuras de la Condesa de la Motte, para viajar al recién inaugurado siglo XXI. A principios de septiembre de 2001, la catalana Alicia Esteve Head se encontraba en Barcelona cursando una maestría en gestión empresarial, cuando a unos 6000 kilómetros de distancia, las torres del World Trade Center de Nueva York, se convertían en blanco de un atentado terrorista. El terrible suceso, dejó miles de muertos y damnificados, pero entre los sobrevivientes, destacó el nombre de una persona que, en el momento preciso del ataque, se encontraba en el piso 78 de la torre sur del complejo comercial neoyorkino, cuyo conmovedor testimonio de los trágicos sucesos, sirvió de inspiración y fortaleza para gran parte de los afectados y de sus familias. Esa sobreviviente, quien años más tarde encabezaría la Red de Supervivientes del World Trade Center, era la norteamericana Tania Head -egresada de la universidad de Harvard y empleada de la financiera Merrill Lynch & Co.; bueno, al menos eso decía el curriculum vitae del personaje creado y encarnado por Alicia Esteve Head; quien, por cierto, antes del 9/11, ni siquiera conocía el World Trade Center.

Seguramente el nombre de Franziska Schanzkowska, es poco conocido para la mayoría de las personas, probablemente, también lo sea el de Eugenia Smith, sin embargo, el de Anastasia, o dicho con mayor exactitud, la gran duquesa Anastasia de Rusia, sea más familiar. Pero, ¿qué tienen en común Franziska Schanzkowska y Eugenia Smith con la hija menor del zar Nicolás II? Pues para responder esta pregunta es necesario referirnos al trágico final de la familia imperial Romanov.

Con el triunfo de la revolución rusa, los bolcheviques ordenaron la detención del zar y de su familia; unos meses más tarde, la familia imperial fue asesinada en el sótano de Casa Ipatiev. Durante varios años, poco se supo del destino que tuvieron los restos de los Romanov, por lo que circularon historias que narraban los últimos momentos de la familia, dando paso a la creencia de que existieron sobrevivientes, en particular, la gran duquesa Anastasia.

Así es como llegamos al vínculo entre Franziska Schanzkowska, Eugenia Smith y la hija del zar Nicolás II; ya que tanto Franziska como Eugenia, se unieron a la larga fila de mujeres que han afirmado ser Anastasia Romanov; siendo ellas, las que -a su manera- ofrecieron mayor número de pruebas y, a pesar de las inconsistencias de sus narraciones, lograron conseguir múltiples adeptos y defensores de sus respectivas causas. Claro está que, a la fecha y debido a la certeza proporcionada por las pruebas de ADN, se ha comprobado que el zar Nicolás II, la zarina Alejandra y sus hijos Olga, Tatiana, María, Anastasia y Alexei fueron brutalmente asesinados en julio de 1918, sin que existieran probabilidades de que alguno hubiera escapado.

Las andanzas, historias y desventuras protagonizadas por Jeanne de Valois-Saint-Rémy, Franziska Schanzkowska, Tania Head, Eugenia Smith y muchas otras damas que han destacado en el mundo del embuste, tienen como punto de encuentro el entretenido libro escrito por la norteamericana Tori Telfer, titulado: Maestras del engaño, en cuyas páginas queda evidenciado que la trampa, ya sea como medio de sobrevivencia, placer o entretenimiento, es una actividad absolutamente incluyente; ya que cualquier persona, independientemente de su condición social, raza o género, puede ser un embaucador… o un crédulo.

Maestras del engaño, es una obra muy entretenida que va más allá de cualquier juicio de valor o código moral que pudiera aplicarse a las acciones de las protagonistas; simplemente, es una relatoría de grandes estafas protagonizadas por mujeres, narradas con un ligero tono de humor negro que, seguramente hará que los lectores pasen buenos momentos y también miren a su alrededor para detectar posibles embaucadores.

Por último, una pequeña anotación: A fin de que ningún lector se sienta estafado, es necesario puntualizar que la película Maestras del engaño, protagonizada por Rebel Wilson y Anne Hathaway, no está relacionada con el libro escrito por Tori Telfer; aunque debido al gran éxito de la obra de la escritora norteamericana, es de suponer que en algún momento será llevada a las pantallas de cine o a las plataformas de entretenimiento.

Adriana Hernández Morales

Título: Maestras del engaño.

Autora: Tori Telfer

Editorial: Impedimenta

(También disponible en formato electrónico).

Mi correo: adrianahernandez1924@gmail.com


Adriana Hernández, es miembro del Club Nacional de Lectura Las Aureolas, club fundado por Alejandro Aura en 1995. Es además una mujer comprometida con las causas sociales, abogada de profesión y lectora por vocación.